Maximiliano Campos Ríos es Licenciado en Ciencia Política (UBA) y Magíster en Administración y Políticas Públicas de la Universidad de San Andrés (UdeSA).[1] En entrevista con Argentina Elections hizo un repaso del primer mes de gestión de Macri, seí±alando virtudes, debilidades y objetivos para el futuro. Además polemizó con algunos intelectuales y concluyo  destacando la necesidad de modernizar el sistema electoral y de garantizar mayor transparencia en los comicios provinciales, como objetivos prioritarios de la reforma electoral que se viene.
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Nicolás Cereijo: Para comenzar, me gustaría saber tu parecer acerca de la siguiente frase de Aníbal Pérez Lií±án: «La Argentina presenta un fenómeno intrigante: los líderes políticos son republicanos cuando están en la oposición pero tienen vocación monárquica cuando llegan a la presidencia».
Maximiliano Campos Ríos: Creo que Pérez Lií±án está mirando nuestro país desde la óptica de las instituciones, y sobre todo, desde la investidura presidencial. No creo que haya líderes políticos que hagan campaí±a con la república como lema cuando están en la oposición y luego adquieran una vocación monárquica. Muy por el contrario, creo que el fenómeno que se da, está influido por la forma en que nuestro país modeló su democracia en los últimos 30 aí±os, y en las prerrogativas propias del Poder Ejecutivo en el marco de un presidencialismo. Si analizamos caso por caso y cada presidente, nadie hizo nada muy distinto cuando ocupó otro cargo ejecutivo: léase Menem en la Gobernación riojana, De La Rúa en la ciudad, Duhalde en la Provincia, o Kirchner en Santa Cruz.
NC: ¿Pero no notás un cambio de comportamiento entre el Macri opositor y el oficialista?
MCR: Lo que noto es una transformación ligada al pragmatismo. Para gobernar, los presidentes pueden hacer uso de determinadas herramientas que siempre son denostadas desde la oposición como son los DNU. Salvo contadas excepciones, como el proyecto que regulaba la resolución 125 en 2008, o la “ley Mucci†en los ‘80´s, los presidentes evitan enviar al Congreso proyectos que saben que no serán aprobados, y en caso de no tener mayoría, recurren a las herramientas constitucionales con las que cuentan para gobernar.
NC: ¿A qué atribuís este pragmatismo?
MCR: Creo que se debe a que nuestro sistema presidencial se encuentra ampliamente concentrado, y tenemos lo que algunos autores llaman “hiperpresidencialismoâ€, que da al poder ejecutivo una preeminencia por sobre el resto de los poderes. Por lo tanto, y retomando a la pregunta inicial, creo que no se puede hablar de una vocación monárquica de los líderes, sino de una construcción históricamente concentrada del poder ejecutivo con una fuerte impronta decisionista.
NC: En relación al primer mes de gobierno, Beatriz Sarlo ha manifestado sus discrepancias, más que nada en lo que respecta a la sanción de decretos. En una reciente nota en la Revista Viva (Clarín) dijo que “Macri aplica un Cristinismo invertido, hace lo contrario de lo que tenía que tenía harto a la genteâ€. ¿Cuál es tu opinión y, fundamentalmente, cuál es tu postura en torno a la relación decretos-gobernabilidad?
MCR: Me parece muy apresurada Sarlo cuando compara a Macri – que lleva poco más de un mes – con CFK, quien estuvo en el poder 8 aí±os. Y lo del “cristinismo invertido†no sé bien qué significa. Creería que se refiere a los estilos de gobierno, pero con diferentes anclajes y apoyos sociales. Yo creo que ahí Sarlo tiene un punto en el sentido que tanto CFK como MM son Presidentes que toman decisiones fuertes y marcan la agenda, igual como dije antes, hay que ver a MM luego de las legislativas de 2017. Si Cambiemos llegase a ganar y pudiera manejar la Cámara Baja yo creo que el incentivo sería abrirse un poco más a las discusiones. En cambio si perdiese, podría cerrarse más sobre su propio círculo o explorar alianzas amplias con sectores peronistas.
En cuanto a la relación decretos-gobernabilidad, creo que responde más a una visión pragmática del poder que a un estilo de gobierno. Veremos qué sucede cuando en marzo el Congreso esté funcionando y cómo Macri resuelve ahí la situación. Cambiemos ya dio muestras de capacidad de negociación en la Provincia de Buenos Aires con el presupuesto. Hay que ver si Macri se empecina utilizar los DNU durante el mandato como una práctica recurrente, o si logra negociar con la oposición y llegar a acuerdos amplios en el Congreso. Falta mucho en este tema.
NC: Entonces, ¿cuáles son los próximos desafíos del gobierno de Macri?
MCR: A mi entender, los grandes desafíos son tres: la economía, la política y la cuestión social.
Del primer punto se trata de cumplir con las promesas de campaí±a y frenar la inflación. Las primeras medidas dieron buenos resultados y hay gran aceptación de la gente y los mercados, pero cuando comiencen a darse aumentos en tarifas y en los bienes, el gobierno deberá pasar un primer test. A nadie le gusta que le suban el precio de nada. La devaluación y la salida del CEPO aún no han traído problemas, pero si no logran contener la inflación van a tener grandes problemas sociales. El país se acostumbró a un gobierno que se jactaba de defender a los menos tienen y este gobierno deberá llevar adelante una política económica distintas a la anterior. Si logran contener la inflación, mantener el desempleo en un dígito, y no deteriorar la capacidad de consumo, tendrán gran parte del partido ganado.
La política está ligada al punto anterior, pero sobre todo, a la gobernabilidad. Macri debe construir la base de su gobierno, y lograr acuerdos en las Cámaras para poder gobernar, pero también tener una red de gobernadores propios. Yo creo que si la obsesión de los Kirchner eran los intendentes, la de Macri serán los gobernadores. Ahí está la llave del Senado y el freno de mano del PJ que necesita para contener al kirchnerismo.
El otro reto es el articulado social que pueda lograr. Esa será su base real de sustentación, sobre todo, de cara a 2017. Aquí debe solucionar el tema de la CGT y ver si logra un armado sindical único o prefiere mantener dividido el campo sindical. Deberá construir una buena relación con los gremios y movimientos sociales para evitar desbordes. La economía aquí le jugará a favor o en contra, pero también deberá aplicar sintonía fina para ir desmenuzando el armado que durante 12 aí±os construyó el kirchnerismo.
NC: Para finalizar, se viene la reforma electoral. ¿Cuáles son las principales medidas a trabajar?
MCR: El primer eje creo que tiene que ser una modernización en el sistema electoral. Argentina avanzó mucho en materia de derechos, pero poco y nada en materia electoral. Votamos igual que en 1916, justo este aí±o se cumplen 100 aí±os de las primeras elecciones “libres†de la historia.
El debate debe centrarse en cómo mejorar la forma de elección, pero asegurando la transparencia de los comicios. No sé si la BUE como en la Capital, la boleta única como en Santa Fé, o qué sistema, pero creo que es imperioso trabajar sobre esos temas y abrir el debate para terminar con los parches que aí±o a aí±o se hacen en cuestiones electorales. La discusión es ardua, pero sobre todo compleja. Lo importantes es darla y que sea lo más amplia posible.
Por último, a la necesidad de creación de una autoridad electoral independiente ya planteadas por varios referentes, agregaría la inclusión de las herramientas ya nombradas sobre todo en materia subnacional, en donde se debería avanzar en procesos de control que aseguren la autonomía provincial, pero que doten de transparencia y agilidad a los comicios.
[1] Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Delaware (Beca Fulbright) y en la Universidad de Georgetown. Profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) de las materias: “Administración Pública†y “Ciclo heurístico para el análisis y el diseí±o de políticas públicasâ€, asimismo también es Titular de la Materia “Ciencia Política†en el Ciclo Básico Común (CBC), e Investigador Asociado de CIPPEC. Ex Secretario Académico de la Carrera de Ciencia Política de la UBA y Director de la Revista Espacios Políticos.[1]