Esta semana se han instaurado una interesante discusión, principalmente por Cambiemos y los votantes antikirchneristas, relativo a si tiene sentido votar a un candidato electoral a la presidencia que no tiene chances de ganar y, no sólo eso, que además permitiría la victoria de Daniel Scioli en primera vuelta (supera el 40% y saca 10% al segundo). La lectura del panorama no es errónea, pero es interesante que se deje de lado el porqué de la actual situación, la cual tiene sus raíces en la mezquindad (académicamente le llamamos descoordinación) de nuestra elite política. Adelanto el final, básicamente los políticos nos piden a los votantes que hagamos lo que ellos no quisieron hacer, que es coordinarse en ofertas electorales con chances reales de ganar. Por Javier Tejerizo
Corría marzo del 2015, tras un 2013 y 2014 liderado por la intención de voto de Massa como presidente, el ex intendente de tigre caía en las encuestas estableciéndose un nuevo escenario en el cual el Frente para la Victoria se posicionaba como la agrupación con más posibilidades de vencer en primera vuelta, secundado por el líder del PRO, Mauricio Macri. En los meses subsiguientes dicho panorama se afianzaría.
A pesar de ello, el 10 de junio, fecha límite para la inscripción de alianzas, el PRO y el Frente Renovador se inscribieron de manera separada en dos alianzas, a sabiendas que a ninguno de los dos frentes les alcanzaba por separado para vencer al Frente para la Victoria.
Las justificaciones para explicar la imposibilidad de llevar adelante este gran frente son pocas. El PRO y el Frente Renovador venían de ser Alianza en 2013; dentro de la UCR un gran sector apoyaba la incorporación de Massa y había formado alianzas previamente con gran parte de su estructura (Lavanga llegó a ser candidato a presidente del partido); se contaba con las PASO como mecanismo institucional para determinar el posible candidato.
No quedan muchas más opciones que suponer una descoordinación (mezquindad) por parte de sus líderes. La pregunta remanente es, si cinco candidatos no pudieron ponerse de acuerdo, coordinar, para competir de manera conjunta, ¿será más fácil (y justo) que se lo pidan a 11 millones de sus votantes?
Este caso es sólo un ejemplo de las situaciones a las que nos someten nuestras elites políticas, que se manejan con niveles de incoherencia e irresponsabilidad que terminan socavando la representación.
Para los votantes, no tienen que dudar de realizar votos estratégicos si los consideran necesarios; pero una simple recomendación: corten boleta. Si llegan a realizar un voto estratégico o útil con boleta completa se pueden quedar sin el pan y sin la torta; con esto quiero decir que tal vez el otro partido logra vencer en primera vuelta de todas maneras y para peor habrán llenado los recintos parlamentarios de opciones que no los representan.
Desde nuestro lugar, en EleccionesArgentinas.com, trabajaremos a lo largo de 2016 para impulsar una reforma que incentive una mejor coordinación por parte de las elites políticas, actualmente seguimos superando los 600 partidos políticos en la Argentina y eso habla de una falta de interés en aglutinar intereses, tal vez principal función de todo sistema de partidos.