A un paso de las nacionales

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Un análisis sobre las primeras elecciones primarias en la Ciudad y la correlación de fuerzas a nivel nacional.

Por Lic. Laura Virginia Mor

El pasado 26 de abril los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires concurrieron nuevamente a las urnas por primera vez a unas elecciones primarias.

Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (P.A.S.O.) tienen la particularidad de actuar como una especie de filtro de precandidatos que no superen un piso mí­nimo dispuesto para poder presentarse como candidatos en las elecciones generales posteriores.  El gobierno de la Ciudad ha decidido desdoblar las elecciones locales de las nacionales(1), elección que permite diferenciar el voto y no ser “arrastrado” por la tendencia del voto nacional.

De los treinta precandidatos aprobados para competir por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, veinticinco han quedado fuera de la contienda electoral del 5 de julio; los cuales podemos dividirlos en dos grupos: los que perdieron la interna de su partido y los que no superaron el umbral de 1,5% de los votos válidos que la ley electoral exige a los partidos polí­ticos y alianzas electorales para estar en condiciones legales de acceder a los comicios generales. En el primer grupo se agrupan Gabriela Michetti, del PRO; Graciela Ocaí±a y Andrés Borthagaray, de ECO; y seis candidatos del Frente para la Victoria: Aní­bal Ibarra, Gabriela Cerruti, Carlos Heller, Gustavo López, Carlos Oviedo y Ví­ctor Ramos. En el segundo grupo, quizás la mayor sorpresa fue lo acontecido con el precandidato del Frente Renovador, Guillermo Nielsen, que no logró superar pese a las expectativas el piso mí­nimo; así­ como tampoco lo han superado Humberto Tumini y Sergio Abrevaya por SurGen; y Héctor Bidonde, Sergio Garcí­a, Maru Lopes y Martí­n Ignacio Torres por MST-Nueva Izquierda; Gustavo Vera y Leonardo Fabre por Bien Común; Pablo Ferreyra por Alternativa Buenos Aires, Manuela Castaí±eira por Nuevo MAS, Ramiro Vasena por Bandera Vecinal, Gustavo Tenaglia por Partido Humanista y Enrique Piragini por Movimiento Federal.

Los porteí±os elegirán entonces, en las elecciones generales, entre cinco candidatos al próximo Jefe de Gobierno porteí±o: Horacio Rodrí­guez Larreta por PRO, Martí­n Lousteau por ECO, Mariano Recalde por Frente para la Victoria, Myriam Bregman por Frente de Izquierda y Luis Zamora por Autodeterminación y Libertad.

Ante las caracterí­sticas que reúnen las PASO no es posible que hablemos de ganadores y perdedores, pero sí­ es posible hablar de correlaciones de fuerza y de hegemoní­a.

En esa correlación de fuerzas, el PRO buscaba continuar siendo la fuerza hegemónica de la Ciudad y el objetivo ha sido logrado ampliamente. A pesar de que Horacio Larreta -actual Jefe de Gabinete del Gobierno de la Ciudad- superó ampliamente en cantidad de votos la disputa interna a Gabriela Michetti, ambos han obtenido un elevado caudal de votos que los posicionó como primera fuerza en todas las comunas de la Ciudad; posicionando así­ al partido que representan ambos precandidatos favorablemente dentro de la coyuntura con amplias posibilidades de no necesitar un ballotage para ser electo y consagrarse como primera fuerza en las elecciones generales. Esta preponderancia también le permitirí­a contar con un mayor margen de acción en la disputa a nivel nacional de cara a las elecciones de Octubre. Por su parte, ECO representó otra de las sorpresas al posicionarse como segunda fuerza.  Luis Zamora fue el precandidato -de un partido que compitió con una lista única y sin precandidatos a comuneros- que no se esperaba que supere el umbral, pero sin embargo, lo ha superado con un pequeí±o margen de diferencia, pero superado al fin.  Por el contrario, para el Frente para la Victoria esa correlación de fuerzas no resultó tan favorable como se esperaba; que quedó posicionado como tercera fuerza junto al candidato Mariano Recalde; aunque ha logrado superar en la interna partidaria a Gabriela Cerruti, que se presentaba como una de las candidatas que podí­a disputarle el voto.

El macrismo se jugaba el todo o nada. El kirchnerismo también. Uno para marcar continuidad de un modelo, el otro para intentar ser el cambio a ese modelo.

El próximo 5 de Julio se convierte así­ en un dí­a relevante en la carrera electoral, ya que al votarse en uno de los distritos claves del paí­s, el actual Jefe de Gobierno porteí±o se transforma en un protagonista indirecto, al ser uno de los precandidatos que polariza con Daniel Scioli en la aspiración a la Presidencia. La tendencia indica que el PRO mantendrí­a el gobierno de la Ciudad, y que el Frente para la Victoria deberá intentar posicionarse como segunda fuerza, disputando con el ex Ministro Martí­n Lousteau.

El macrismo deberá mantener ese caudal de votos local e intentar proyectarlo a nivel nacional para lograr cierta legitimidad en el electorado que le permita aspirar a disputarle la Nación al oficialismo, aunque sea en segunda vuelta. Tocará al kirchnerismo definirse, quizás a destiempo, y consolidar un mayor apoyo polí­tico y militante a un candidato clave que pueda diferenciarse y disputar la elección nacional a un PRO que viene consolidándose poco a poco.

(1) Ley Nº 875/02.

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