Una protesta que se pone en marcha

El candidato opositor encabezó una multitudinaria marcha por las calles de la capital cordobesa reclamando la apertura de urnas y el recuento de votos. Casi al mismo tiempo, el oficialismo hizo actos en varias ciudades del interior. En tanto, comenzó el escrutinio definitivo.



Página 12

7 de Setiembre de 2007
Por Martí­n Piqué
Desde Córdoba
í¢â‚¬Å“Acá le robaron la ilusión al pueblo de Córdoba.í¢â‚¬Â Desde las escalinatas del Correo Argentino, Luis Juez sorprendió con un discurso breví­simo. Justo él, a quien algunos medios suelen calificar de í¢â‚¬Å“pintorescoí¢â‚¬Â por su tendencia (tan cordobesa, por otra parte) a las salidas ocurrentes. Habí­a logrado reunir a una multitud í¢â‚¬â€œlos organizadores dijeron 70 mil, la policí­a 20 milí¢â‚¬â€œ que ocupaban siete cuadras de la céntrica avenida Colón. Era una marea humana, heterogénea, que bailaba al compás de la cumbia de León Gieco í¢â‚¬Å“El ángel de la bicicletaí¢â‚¬Â, mientras alzaba las manos como si fuera ví­ctima de un asalto. La voluntad del pueblo/ no se vende/ se defiende, era uno de los cantitos más escuchados. Con su hija Milagros en brazos, Juez dijo que no iba a hablar y propuso cantar el himno. Desde el mediodí­a la administración de José Manuel de la Sota habí­a advertido sobre la llegada de supuestos í¢â‚¬Å“infiltradosí¢â‚¬Â y los ministros de Salud y Seguridad hablaron puntualmente de Quebracho. Al final no hubo incidentes y los manifestantes tomaron las advertencias como intentos de generar miedo.
í¢â‚¬Å“Esto me conmovió. En los últimos quince años no vi una marcha de estas caracterí­sticas en Córdoba. Algo está pasando, esto es mucho más importante que el respaldo a un candidato que perdió la eleccióní¢â‚¬Â, dijo anoche Juez a Página/12. La marcha que habí­a ocupado una buena parte del centro habí­a terminado dos horas atrás pero en bares y restaurantes se seguí­a hablando del tema. No fue la única movilización del dí­a. En Alta Gracia, los dirigentes de Unión por Córdoba y el gobernador í‚¿electo? Juan Schiaretti habí­an organizado un acto para apoyar el escrutinio í¢â‚¬Å“acta por actaí¢â‚¬Â y no í¢â‚¬Å“voto por votoí¢â‚¬Â como reclama Juez (ver página 2).
Los delasotistas salieron así­ a apuntalar el recuento definitivo que se reinició ayer al mediodí­a, tras la confirmación de la jueza Marta Vidal por parte del Tribunal Superior de Justicia. El conteo siguió según el método usual, a través de las actas firmadas por fiscales y presidentes de mesa. Indignados, los juecistas sostienen que el supuesto fraude del que fueron ví­ctimas sólo se podrá comprobar si se abren las urnas.
í¢â‚¬Å“La marcha de las manos abiertasí¢â‚¬Â, como habí­a sido bautizada por el propio Juez, comenzó justo cuando terminaba la primera jornada de trabajo del escrutinio definitivo. Eran las 18 y mientras la jueza Marta Vidal ordenaba suspender las tareas hasta hoy a las 8 (según el secretario electoral el recuento tardará al menos 21 dí­as), en la esquina de Colón y La Cañada comenzaba a juntarse una multitud. El clima era de expectativa y algo de nervios. Al mediodí­a, el ministro de Salud, Oscar González, habí­a pedido a los cordobeses que tuvieran í¢â‚¬Å“cuidadoí¢â‚¬Â con la marcha. í¢â‚¬Å“Hemos decidido a través de los medios pedirles a todos los ciudadanos que tengan cuidado con esta situación y pedirles a todos los simpatizantes de Unión por Córdoba que eviten todo tipo de cruce con esta manifestación. Estamos seguros de que hay sectores que van a intentar vulnerar la pazí¢â‚¬Â, dijo el funcionario delasotista.
No acertó el pronóstico porque no hubo incidentes, salvo algunos í¢â‚¬Å“bolsiqueosí¢â‚¬Â que suelen abundar en las concentraciones. Uno de los afectados fue un manifestante al que intentaron quitarle la billetera mientras respondí­a a las preguntas de Página/12. Aunque no sucedió nada raro, la advertencia sobre la supuesta participación de Quebracho no habí­a pasado desapercibida. í¢â‚¬Å“Yo no iba a venir por ese tema pero después pensé que si todos hací­amos lo mismo, al final no í­bamos a hacer nadaí¢â‚¬Â, comentó Elena Rodrí­guez de Argí¼ello, 69 años, antes empresaria, hoy ama de casa. í¢â‚¬Å“Soy radical pero vengo porque no me gusta la injusticiaí¢â‚¬Â, agregó.
En la marcha se veí­an muchas banderas argentinas, globos negros, carteles con consignas simples escritas a mano (í¢â‚¬Å“Justicia, verdad, pazí¢â‚¬Â, decí­a uno; í¢â‚¬Å“Más allá del resultado, por la transparenciaí¢â‚¬Â, pedí­a otro). Habí­a familias, jóvenes, estudiantes universitarios y secundarios, oficinistas, parejas que iban de la mano. La mayorí­a se habí­a concentrado detrás de un camión con acoplado que llevaba parlantes y transmití­a una y otra vez la canción de Gieco en homenaje al Pocho Lepratti. Sobre el camión habí­a una urna gigante de cartón que llevaba la faja del Poder Judicial de la provincia. El decorado se completaba con un sobre con un signo de interrogación y una gran bandera argentina. Sobre el acoplado iba una chica pintada de blanco con un sable de cartón y una balanza en cada mano. í¢â‚¬Å“Huele a fraudeí¢â‚¬Â, decí­a el cartel que sostení­an a su lado.
Debajo del camión bailaba al estilo murguero un hombre de unos 60 años, vestido de traje y con pañuelitos rojos en el cuello y el bolsillo. í¢â‚¬Å“Ahora soy payaso de chicos pero durante 45 años fui un industrial. La Argentina está corrompidaí¢â‚¬Â, se presentó David Fernández, más conocido como Yayo. A su alrededor se escuchaban aplausos y gritos de Cór/do/ba, Cór/do/ba.
A lo largo de las cuadras de movilización no se escucharon cantitos contra la Casa Rosada. Tampoco demasiadas referencias a De la Sota o Schiaretti, quienes eran objeto de crí­ticas en banderas y pancartas. El tono lo marcaba el cartel que llevaba la docente Silvia Garoli. Vestida con el tí­pico guardapolvo azul de las maestras jardineras, su pancarta repudiaba al í¢â‚¬Å“gobernador I, por Ilegí­timo, Ilegal e Inmoralí¢â‚¬Â. í¢â‚¬Å“Tengo un compromiso con mis alumnos. Ahora no tengo que enseñar sólo división de poderes sino también qué es el fraudeí¢â‚¬Â, dijo a Página/12. Aunque no se escucharan consignas contra Kirchner y su esposa, los manifestantes no ocultaban sus reproches para con la Rosada. Provení­an incluso de cordobeses que lo habí­an votado. Un ejemplo era Juan Pablo Ruiz, treintañero, asesor del juecismo en el Concejo Deliberante. í¢â‚¬Å“Kirchner tiene que aprender que cuando se juega con mierda y mermelada la gente se va a acordar del olor a mierda y no del sabor dulce de la mermeladaí¢â‚¬Â, opinó en una metáfora algo salvaje pero bien cordobesa.
Los manifestantes parecí­an concentrados en el reclamo de apertura de urnas. Vamos compañeros/ hay que poner un poco más de huevo/ la voluntad del pueblo no se vende/ se defiende, era el que generaba más aplausos desde las veredas. Lo cantaban a los gritos los estudiantes de la Universidad de Córdoba mientras saltaban como si estuvieran haciendo pogo. En la primera fila marchaba Carlos Sanmartino, 25 años, estudiante de Ingenierí­a Industrial, militante de Libres del Sur. í¢â‚¬Å“Apoyamos lo más progresista en cada lugar y acá lo más progresista en Juez y no los supuestos kirchneristas como Schiaretti y Campanaí¢â‚¬Â, opinó.
Unos metros detrás de la enfervorizada columna estudiantil marchaba un grupo muy distinto. Pelo corto y prolijo, anteojos de sol o espejados y una bandera con una sigla misteriosa para el forastero, Uppac. Eran los afiliados de la Unión Policí­as Penitenciarios Argentina Córdoba, el sindicato policial. í¢â‚¬Å“Contra la corrupción y el fraudeí¢â‚¬Â, decí­a su bandera. í¢â‚¬Å“Yo vengo de Rí­o Cuarto. A nosotros nos retuvieron los documentos un dí­a antes de las elecciones para no dejarnos votarí¢â‚¬Â, denunció Néstor López, un efectivo que fue cesanteado tras organizar el gremio. A su lado, atento como todo policí­a, marchaba René Zabala, el secretario adjunto de Uppac. í¢â‚¬Å“Fundamos el sindicato para reclamar por el sueldo y pedir dignidad laboralí¢â‚¬Â, explicó.
En la marcha no se vio a dirigentes nacionales identificados con el kirchnerismo. Aunque en los dí­as previos se habí­a especulado con la presencia de la diputada Patricia Vaca Narvaja o la titular del PAMI, Graciela Ocaña, no se las vio por la avenida Colón. Quizá hayan influido las crí­ticas de Schiaretti, que anteayer las habí­a acusado de í¢â‚¬Å“andar fogoneando romper la institucionalidadí¢â‚¬Â. Página/12 pudo saber que desde la Rosada hubo instrucciones de í¢â‚¬Å“correrse a un ladoí¢â‚¬Â del conflicto cordobés. La ausencia de visitantes K quizá se explica por la estrategia de Juez de involucrar al Gobierno en la polémica. Ayer, horas antes de que una multitud lo aclamara, el intendente volvió a pedir la intervención de CFK. í¢â‚¬Å“Pido un acto de coherencia a favor de las instituciones: me gustarí­a que la candidata Cristina Fernández de Kirchner dijera que serí­a bueno que se abran las urnas.í¢â‚¬Â
Subnota:
Los números que no cierran
Por Martí­n Piqué
Desde Córdoba
La pregunta recorre, como aquel fantasma del que habló algún famoso intelectual del siglo XIX, todos los espacios interesados por lo que pasó en las urnas cordobesas. í‚¿Cuáles son los indicios concretos, las pruebas documentales o estadí­sticas, que tiene el Frente Cí­vico y Social para hablar de fraude? í‚¿Tienen el peso suficiente para que el reclamo por la apertura de las urnas deba ser concedido por el Tribunal Superior de Justicia o, luego, la propia Corte Suprema? Hasta el miércoles, los colaboradores de Luis Juez parecí­an concentrados en un punto de su denuncia: la constatación de que en la información previa al comicio, enviada a todos los partidos por la Justicia electoral, figuraban 5987 mesas: el lunes siguiente a las 11, al finalizar la incorporación de datos en el programa informático en el Correo, la cantidad de mesas habí­a subido a 6152. Pero los juecistas dicen haber encontrado un elemento que consideran aún más sospechoso: una diferencia importante en la cantidad de votos emitidos para gobernador con los de las otras categorí­as que se votaron el domingo: legislador provincial o tribunal de cuentas.
Para entender lo que creen los allegados de Juez hay que recordar algunos reglamentos electorales. El más importante es que cuando se puntualiza la cantidad de votos emitidos se está hablando de la totalidad de votantes que entraron al cuarto oscuro y votaron en las distintas categorí­as: el voto pudo haber sido positivo (elegir a alguno de los candidatos en cada una de las categorí­as) o también en blanco, nulos o recurridos. En todos los casos deben cuantificarse como votos emitidos, por lo que al final del escrutinio, al comparar la cantidad de votantes registrados en cada categorí­a, los números deben ser idénticos o con diferencias mí­nimas, atribuibles a errores técnicos. Eso fue lo que sucedió, por ejemplo, en Santa Fe: los votos emitidos para gobernador fueron 1.782.193, mientras que para legisladores votaron 1.782.785. La diferencia de 592 votos es mí­nima para el padrón y queda dentro de los parámetros normales de errores en el ingreso de datos.
Comparado con Santa Fe (que tiene un padrón electoral bastante parecido), el caso de Córdoba es muy distinto: según el escrutinio provisorio que fue cargado al sitio de Internet eleccionesargenti na.com.ar/córdoba, para gobernador votaron 1.629.363 personas, mientras que para legisladores lo hicieron 1.579.019. La diferencia llega a los 50.344 votos. Con la otra categorí­a que se votó el domingo í¢â‚¬â€œtribunal de cuentasí¢â‚¬â€œ, la diferencia en los votos emitidos es todaví­a mayor: para el tribunal de cuentas votaron 1.492.367, o sea 136.367 sufragantes menos que para gobernador. í‚¿Cuáles son las conclusiones que, aseguran los juecistas, permiten sacar estas diferencias? La respuesta es simple. O no se anotaron como votos en blanco los cortes de boleta de los votantes que no quisieron sufragar por legisladores y tribunal de cuentas o existió una í¢â‚¬Å“carga artificial de votos en la categorí­a gobernadorí¢â‚¬Â. Esto último sugiere uno de los análisis que está circulando en la provincia, realizado por el periodista económico y editor Néstor Sargiotto.
El problema que advierte Sargiotto es que si se agregaron votos para la categorí­a gobernador será necesario abrir las urnas que presenten diferencias notorias en la cantidad de votos emitidos en cada categorí­a.