Compartimos el siguiente artículo de opinión sobre las alianzas electorales.
26 de enero de 2015
¿Qué contenido tienen las alianzas electorales?
Que el Pro y el FR no tengan “fuerza propia†fuera de Capital Federal y Buenos Aires no es novedad. Por ello es que el desfile de alianzas  de estas fuerzas con ciertos referentes de la UCR ya toman color y son noticia. Lo que merece reflexión es acerca del contenido de los acuerdos, más aún teniendo en cuenta que el partido centenario forma parte del Frente Amplio UNEN, su interna suscita también por el apoyo regional a conseguir, formándose“Aliancistas†e “intransigentesâ€.
EN los hechos, en el último fin de semana en Santa Fe se cerró un acuerdo el Pro y un sector del radicalismo para competir para la gobernación. La fórmula será Del Sel – Boasso. Este es Concejal en la ciudad de Rosario y rechazó la posibilidad de competir por su partido para la intendencia. Curiosamente, esta fórmula competirá con la que encabezan el socialista Miguel Lifchtitz y el radical Carlos Fascendini.
Por su parte, en Mendoza la UCR, que cuenta con un importante apoyo, cerró la fórmula Alfredo Cornejo – Laura Montero para competir por la gobernación con el principal objetivo de destronar al PJ. Pero aquí, lo curioso es que Cornejo apuntó a sumar apoyo tanto del Pro como del FR, insistiendo en que el único objetivo es derrotar al kirchnerismo. Aquí Julio Cobos tiene influencia pero al concentrarse en la carrera presidencial, su partido se toma ciertas libertades para establecer alianzas a pesar su recelo. Tal es así, que Laura Montero es cobista y formó parte de dicha fórmula con una seí±al clara: derrotar a Paco Perez.
En ambos casos no hay una definición programática de contenido sino una alianza que solo piensa en ganar. Y el problema es que si el resultado lo explica todo, estamos en peligros de conformar alianzas con serias chances de caer en crisis de gobernabilidad. En nuestra historia el caso típico fue la Alianza, que luego de cumplir con el objetivo de destronar a Menem se manejó a falta de liderazgo y con serias incompabilidades que generaron primero la renuncia temprana del vicepresidente y luego la estrepitosa crisis del 2001. Por ello es urgente el debate y la concordancia de objetivos que trasciendan al resultado.
Estamos en presencia de una política cada vez más cortoplacista, ligada a resultados inmediatos. Lejos se está de la visión más allá del momento, que le pueda dar continuidad y forma a las ideas y planes políticos. A ello hay que sumarle a hiperpersonalización, donde se conocen más bien candidatos que ideas o partidos. Este combo puede ser explosivo y generador de recurrentes crisis siempre que no se actúe prudentemente. Esta crítica es hacia la política argentina en general y no hacia una fuerza o sector en particular. Lamentablemente, la política de formación de alianzas no parece darse el debate que necesita, triunfando el oportunismo sobre la convicción o al menos la coherencia.
Por el momento, el único objetivo es derrotar a los oficialismos locales a cualquier precio. De esta manera, los candidatos presidenciables toman el desempeí±o de sus candidatos provinciales en busca de mayor presión más que nada en el escenario de un posible ballotage presidencial. Pero el peligro reside en las consecuencias que trae el no tener un filtro adecuado más que el resultadista inmediato, fundamentalmente a la hora de pensar en programa de gobierno en caso de resultar vencedores.