Cosa de mujeres

Una encuesta exclusiva de Analogí­as para Página/12 indica que un 55 por ciento votarí­a, en paridad de ideas, a una mujer antes que a un hombre. Una abrumadora mayorí­a acepta la idea de una presidenta y considera que serí­a un cambio positivo para el paí­s.

8 de Julio de 2007
Por Raúl Kollmann
Más de la mitad de los ciudadanos optarí­a por votar a una mujer antes que a un hombre, suponiendo que los dos piensen polí­ticamente igual y tengan idénticos apoyos. Ante las candidaturas presidenciales de Cristina Fernández de Kirchner y Elisa Carrió no hay una respuesta categórica sobre si, hoy en dí­a, es una ventaja o un obstáculo ser mujer y candidata, pero los datos muestra una cada vez mayor predisposición a los liderazgos femeninos. Página/12, a través de la consultora Analogí­as, decidió sondear la visión que tienen los ciudadanos ante las candidatas y, sobre todo, frente a la eventualidad de que lleguen a gobernar. Un 60 por ciento cree que en la sociedad hay discriminación de la mujer, pero una proporción aún mayor, casi el 80 por ciento, afirma que es una renovación, un hecho positivo, la creciente intervención de la mujer en la polí­tica.
Las conclusiones surgen de un estudio realizado para este diario por Analogí­as, la empresa que conduce Analí­a Del Franco. En total, fueron entrevistadas 400 personas a lo largo de la semana pasada, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La encuesta se hizo en Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
“Hace diez o más aí±os los reparos a las candidaturas de mujeres eran muy grandes”, seí±ala Del Franco. “Es seguro que para el 60 o 70 por ciento constituí­a un obstáculo ser mujer para ganar una elección. Hoy, la gente nos ha contestado que se trata de una renovación. Creo que tiene que ver con una evolución general dentro de la sociedad. La proporción de mujeres que son jefas de hogar es altí­sima, la participación de mujeres en todas las áreas de la vida pública, el rol que juegan en la mayorí­a de los trabajos hace que las candidaturas presidenciales de Cristina Kirchner y Carrió ya no sean algo descolgado. Era inevitable que esto llegara a la polí­tica. Además, tenemos una presidente mujer en Chile, una primera ministra en Alemania y una mujer que casi gana las elecciones francesas. En nuestro paí­s mismo, Fabiana Rí­os acaba de quedarse con la gobernación de Tierra del Fuego. No se trata de un puesto legislativo sino ejecutivo. Alguien podrá argumentar que las dos fuerzas que presuntamente eran mayoritarias actuaron muy mal en Tierra del Fuego y eso le permitió el triunfo a Rí­os. Es así­. Pero si hubiera una gran objeción a la capacidad de la mujer de gobernar, no se habrí­an inclinado por ella.”
–Jaime Durán Barba, consultor de Macri, dice que es una ventaja ser mujer porque las mujeres las votan y también parte de los hombres. ¿Qué opina?
–La encuesta que hicimos para Página/12 y nuestros anteriores trabajos muestran que es cierto que las mujeres son las que más sostienen, aceptan y apoyan a las candidatas mujeres. En el voto de una candidata siempre hay un fuertí­simo componente de voto femenino. Pero hoy en dí­a agregarí­a que también los jóvenes tienen respuestas muy afirmativas hacia las candidatas. También tiene que ver con algo que está en la sociedad. Esos jóvenes ven a sus novias, a sus madres, con papeles muy activos. Eso es una diferencia muy marcada con lo que pasaba hace unas décadas, cuando un gran porcentaje de las mujeres estaba en su casa.
–¿Hay más elementos que favorezcan el voto a una mujer?
–En este momento, y a nivel internacional, yo dirí­a que la sociedad lo ve como un cambio, algo no habitual. En nuestra encuesta lo llaman renovación. Tiene que ver con la crisis de los polí­ticos y de los partidos polí­ticos. O sea que una candidata aparece como una alternativa nueva. Esto no quiere decir que no haya mujeres embarcadas en la vieja polí­tica. Porque, efectivamente, existe el peligro de que creamos en el mesianismo, en la infalibilidad, que una candidata mujer sea mejor por ser mujer. Lo único que podemos decir es que ya no se la ve tan débil, que constituye una renovación y nada más. Por otra parte, el machismo no desapareció. En la encuesta se ve: una mayorí­a piensa que las decisiones que tome una presidente van a ser más observadas que si las tomara un hombre. En otras palabras, que va a tener que responder más.
–Hay quien dice que en los sectores mayoritarios, en los de menos recursos económicos, la elección de una mujer es más difí­cil.
–En los sectores más pobres hay confianza en las candidatas. Tal vez haya elementos de fuerte machismo dentro del hogar, son más discriminatorios con su esposa o su hija, pero no con la mujer que está en el poder o cerca del poder. A esto hay que agregar que en las franjas humildes la cantidad de mujeres trabajadoras es inmensa. Y ahí­ sí­ el apoyo a una candidata mujer es muy fuerte. La ven con más sentido común, más contenedora. El sector que tiene más reparos está en las clases más educadas. Son muy modernos, pero muy desconfiados. Piensan que, tal vez, una mujer no va a poder. Es como un ejercicio intelectual en el que se ponen en la cabeza de otros y piensan “la van a discriminar”. O sea que son bastante escépticos.
Planteada la pregunta en forma directa a los encuestados, no hay definiciones claras. Un 36 por ciento cree que para una candidatura es un obstáculo ser mujer, un 33 por ciento cree que es una ventaja y un 30 por ciento no se inclina por una variante ni por la otra. Pero tal vez las claves de la corriente a favor de las candidatas-mujeres se puedan percibir en preguntas menos directas. Puesto ante la alternativa de elegir entre un hombre y una mujer que tienen las mismas posiciones polí­ticas y los mismos apoyos, un 55 por ciento dice que votarí­a por la mujer, mientras que un 28 se inclinarí­a por un hombre. Y también se percibe la misma tendencia cuando se pregunta por la debilidad de las mujeres. Una amplia mayorí­a (89 por ciento) dice que no es una condición propia de la mujer sino que tiene que ver con la personalidad de cada una. Para redondear, un 43 por ciento cree que una mujer genera más confianza que un hombre, mientras que la mitad de ese porcentaje, un 25 por ciento, cree que los hombres generan más confianza que las mujeres.
Tal vez la cuestión mujer-hombre planee sobre la campaí±a presidencial, pero es casi seguro que la decisión de voto a Cristina Kirchner o a Elisa Carrió va a pasar por las polí­ticas que representen, la continuidad de un modelo, la crí­tica a la gestión, la capacidad que evidencien. La idea de una presidente mujer parece aceptada. Al menos en las encuestas.
Visión profesional
Por Raúl Kollmann
Jaime Durán Barba, consultor de Mauricio Macri, sostiene que hoy en dí­a es una ventaja ser candidata. Entre otras cosas, porque las candidatas reciben casi todo el voto de las mujeres y una parte del de los hombres, lo que ya constituye una ventaja. Este diario habló del tema con otros conocidos consultores argentinos:
u Graciela Rí¶mer, de Rí¶mer y Asociados: “No es obstáculo ni ventaja. El sexo no es lo que define el éxito o el fracaso, sino la capacidad para demostrar que se puede ofrecer algo distinto a lo actual. Eso tiene poco que ver con contenidos o propuestas, es una seí±al, un rasgo de que se puede hacer algo diferente. Esa fue la razón del éxito inicial de Kirchner y eso llevó al triunfo a Macri. En ese marco, la mujer puede resultar interesante porque se la asocia con ciertas falencias de la dirigencia, como la falta de sensibilidad, la intemperancia. Se asume que una mujer puede tener una mirada más cálida. Desde ya que estamos en un paí­s todaví­a muy machista. Y creo que el Presidente exhibe algo de ese machismo en su metamensaje actual. Dice que en diciembre el paí­s habrá salido del infierno, o sea que él hizo el trabajo duro, el de los machos, y ahora viene la institucionalidad, el trabajo supuestamente más liviano, para una mujer. Entrelí­neas dice que, nosotras las mujeres, seguimos siendo las limpiadoras de la polí­tica, casi los detergentes de la polí­tica”.
u Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM: “Ser mujer siempre es un obstáculo para ganar un cargo. No una barrera, pero sí­ un obstáculo en una sociedad con hábitos arraigados. Se demostró que en la provincia de Buenos Aires: ya ganaron Cristina y Graciela Fernández Meijide, pero también Elisa Carrió hizo una magní­fica elección siendo mujer, sin marido, sin partido. ¿Que alguien las pueda ver débiles para pelear con los dirigentes gremiales o los intendentes más pesados? Lo concreto es que fue una mujer, Patricia Bullrich, la que se le plantó a los sindicalistas. Y tanto Cristina como Graciela ganaron en los bolsones más duros del clientelismo polí­tico del Gran Buenos Aires. Para el ciudadano, las mujeres tienen hoy convicciones, se las ve más í­ntegras, asumen un compromiso muy fuerte, y eso es lo que está pidiendo la gente. En esa lí­nea está Carrió y también Cristina, que nunca fue vista como un adorno, sino una pieza clave”.
u Hugo Haime, de Haime y Asociados: “No me parece ni ventaja ni obstáculo. Es un desafí­o. Si uno mira un poco la historia más reciente, como lo que ocurrió en Tierra del Fuego, se ve que los ciudadanos hastiados con los polí­ticos más tradicionales, se inclinaron por una alternativa nueva, con otra frescura. En Tucumán, Betty Alperovich acaba de ganar por amplí­simo margen la presidencia del PJ. Y ya no hablamos de grandes urbes y de electorados progresistas, sin del PJ tucumano. La victoria de Graciela Fernández Meijide en territorio bonaerense también reflejó un enorme avance y que no existen prejuicios insalvables. ¿Si las ven débiles? De entrada debo decir que la gente las ve sensibles y pragmáticas. Y lo más importante es que cada dirigente tiene que demostrar lo que vale, sea hombre o mujer. Es decir que puede no haber prejuicio porque sea mujer, pero igual puede perder. O explicándolo por otro lado: no por ser mujer el triunfo está asegurado.”
El factor femenino
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