Macri y las elecciones presidenciales

La especulación polí­tica nunca termina. A pesar de la reciente elección de Macri como gobernador de la Ciudad de Buenos Aires algunos ya ha comenzado a cavilar sobre las posibilidades presidenciales de Macri. No ya para el 2011, sino para las próximas del 28 de octubre. Estas especulaciones lastiman la credibilidad de los polí­ticos y de las instituciones, como si fueran premios a acumular. Todo no es éxito, hay que tener un plan también. Por Hugo Passarello Luna


En los últimos dí­as se hicieron comentarios sobre la posibilidad de que Mauricio Macri, flamante ganador de las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires, se presentara para las elecciones presidenciales del próximo 28 de octubre.
En los minutos posteriores a conocerse el resultado, los militantes del PRO coreaban en la sede del partido canciones que clamaban a Macri como presidente de la nación.
Otras voces, más reconocidas, particularmente Domingo Cavallo, también se han pronunciado a favor que esto suceda y advierten que de lo contrario serí­a un error de Macri no aprovechar este momentum.
Todos ellos olvidan algo: ya no existe el cheque en blanco para los polí­ticos. La euforia de una victoria contundente puede obnubilar la razón incluso de los más duchos en polí­tica. Pero no cavilar con más tiempo y calma puede llevar a mal entender la opinión del pueblo expresada por los resultados electorales.
Macri ganó y lo hizo categóricamente, con 20 puntos porcentuales sobre el candidato del Presidente Kirchner. Pero no olvidemos que Macri ganó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y sólo ahí­.
El pueblo porteño le confió su futuro por los próximos 4 años. Le ofreció gestionar una ciudad rica, con una historia de Gobiernos electos corta (se elige desde 1996) pero ya turbulenta, con la destitución de Aní­bal Ibarra en el 2005.
Macri fue electo bajo la percepción que él y su partido significan un cambio. Ya se podrá discutir a partir de los hechos si esta percepción es correcta o no, pero lo que es seguro es que esa es la imagen que cautivó a gran parte del electorado que lo votó en la primera vuelta y lo ratificó en la segunda.
Si Macri decidiera postularse para presidente en octubre perderí­a toda la legitimidad que logró en los últimos meses. Es equivocado especular con estas cuestiones. Pareciera que algunos comentaristas no han sabido interpretar que el pueblo argentino cuando vota no sólo elige sino que castiga. íƒÅ¡ltimamente, los polí­ticos que creyeron que podí­an repetir la historia y legitimarse automáticamente con un voto ciego han perdido.
Luego de la victoria de las elecciones legislativas del 2005, Kirchner y su séquito creyó obtener la fuerza necesaria para arremeter con todo en todos lados. Los K creyeron ser invencibles. Y no les fue muy bien. Decidieron apoyar ciegamente la intención reeleccionista del gobernador de Misiones, Carlos Rovira, que querí­a reformar la Constitución provincial con ese sólo propósito. Los resultados del referéndum para decidir esta reforma fueron firmes: la sociedad misionera le dijo NO. Ese precedente hizo que Kirchner presionara al gobernador de la Provincia de Buenos Aires y al de Jujuy a que desistieran de presentarse a una reelección. Rovira y Kirchner creyeron que si tení­an la K de su lado todo era posible. Fue una mala lectura de la elección del 2005, en ese momento la gente eligió apoyar un proyecto y no dar un cheque blanco al ejecutivo nacional.
Macri primero danzó indecisamente entre postularse para presidente o para gobernador de la capital, como si ambas cosas fueran similares y todo se tratara de una apuesta común y corriente. Esto creó serias tensiones entre él y su socio Ricardo Lopez Murphy y obligó a reacomodar toda la estructura partidaria del PRO. Esta danza contribuyó a ver nuevamente a los polí­ticos como interesados sólo en su propio futuro, hoy con una propuesta municipal, mañana si me conviene, con una nacional. Todo es igual, nada es mejor.
Mas allá de esto Macri logró una victoria contundente, la gente confí­a en el cambio y se espera ver como serán los próximos 4 años.
Pedir que se presente para las elecciones presidenciales de octubre o incluso rumiar esa idea es una falta de respeto a todos aquellos que lo eligieron el pasado 24 de junio. Serí­a un í¢â‚¬Å“Borocotazoí¢â‚¬Â contra la sociedad. Y Macri sabe bien como eso se siente.
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