í‚¿Cinco constructores de poder confrontarí n en las Presidenciales?

En pocos dí­as se realizarán las elecciones Presidenciales más atí­picas por cierto, según mi humilde modo de verlas.
No serán solo ni las fuerzas polí­ticas ni ideologí­as que postulan a los Presidenciables, ni los resultados electorales hasta ahora obtenidos por las mismas, ni siquiera los antecedentes comiciales de los últimos cuarenta años de vigencia del sistema Republicano y Democrático. Se trata en esta oportunidad de la competencia, cada uno considerado individualmente, entre los que han construido su propio poder, y no solo su espacio de poder. Desde la restauración del sistema democrático a la fecha en forma inicial dos fuerzas compitieron casi en forma hegemónica, esto es el Partido Justicialista y sus frentes electorales (salvo en 1983 y 2003) y la Unión Cí­vica Radical y posteriormente sus alianzas en 1999 y a partir de la Convención de Gualeguaychu de 2015, por las cuales se dejó respecto de esta última fuerza su dogmática individualidad partidaria para conformar primero una alianza de centro izquierda para luego integrar otra de centro derecha, o directamente de derecha liberal. Las restantes fuerzas o movimientos polí­ticos, salvo en algunos caso provinciales, tuvieron una presencia de dos elecciones sucesivas í¢â‚¬â€œ salvo algunos casos que pueden dar lugar a un análisis más minucioso (casos UCEDE Y PAUFE) para luego desaparecer, mimetizarse con otras fuerzas o reagruparse.

Si bien en algunos casos resultarí­a razonable señalar que esta suerte de construcción de poder podrí­a haberse dado en el pasado, es lo cierto que ninguno aparece tan ní­tido como en el presente.í‚  El caso de Raul Alfonsí­n es uno de ellos, su fuerza arrolladora, su mensaje claro, firme y pacificador estaba enmarcado en la Unión Cí­vica Radical y su disciplina partidaria, en alguna medida encorsetaba su accionar.í‚  Otro tanto podrí­a señalarse en el caso de Carlos Menem, luego de una aguerrida interna con su rival de entonces Antonio Cafiero, pero dentro de los lí­mites del PJ y del frente electoral que lo postulaba en su primera elección.

Algo diferente puede decirse ocurrió en 1995 en su reelección. Luego del Pacto de Olivos (Menem- Alfonsí­n) y la reforma constitucional de 1994, de algún modo hecha a su medida, la postulación de Fernando De la Rúa era algo cantado, pero con un poder recordado por los propios lí­mites y condiciones de sus acompañantes y en definitiva de su propia falta de decisión y oportunismo.

La elección de 2003, en donde por vez primera el Partido Justicialista no postuló formalmente candidatos a pesar de que tres justicialistas disputaron aquellas elecciones presidenciales (Carlos Menem, Nestor Kirchner y Adolfo Rodrí­guez Saa) fue sin duda atí­pica al momento de dichos comicios: ninguno de los tres postulados detentaba ni mí­nimamente el poder necesario para afrontar la crisis heredada luego de la renuncia de ambos integrantes de la alianza ganadora en 1999. Es más, ni en 2007, cuando se postuló desde el propio sector gobernante a Cristina Fernández, se puede decir que ella detentaba, por sí­ misma, el poder y mucho menos el liderazgo que posteriormente arrogarí­a hasta lograr su reelección en 2011.

Otro tanto ocurrí­a en 2015 en donde el candidato triunfante Mauricio Macri, ni siquiera habí­a construido un espacio propio en las elecciones de 2013, al menos, en la Provincia de Buenos Aires.

Finalmente en las elecciones de 2019 el postulado y en definitiva vencedor, el actual Presidente Alberto Fernández, fue ungido í¢â‚¬â€œ más allá de su inocultable capacidad demostrada durante su anterior paso en la jefatura de gabinete presidencial í¢â‚¬â€œ con el único objetivo de ganar esa elección convirtiendo el ex Presidente Macri en el único presidente sin poder llegar a una reelección.

Por el contrario, los cinco candidatos actuales han construido su propio poder y es que el que ponen de manifiesto para confrontar en estos comicios (ello claro está sin hacer juicio de valor sobre sus capacidades, apoyos etc.) .
Seré muy breve, y de ser posible, simbólico, como me pidiera un estimado amigo.

Myriam Bregman es la única y genuina representante de la izquierda nacional, buscó su lugar y lo obtuvo a lo largo de un batallar incesante í¢â‚¬â€œ no solo en su accionar profesional en defensa de los derechos humanos í¢â‚¬â€œ y puso en evidencia su claridad y manejo de los tiempos en el pasado debate presidencial. Hábil y certera con su innegable impronta.

Juan Schiaretti, luego de un derrotero casi exclusivo en su provincia, obtuvo el pase a las generales exponiendo como único programa lo hecho en Córdoba í¢â‚¬â€œ lo que seguro no es poco í¢â‚¬â€œ reeditando el paso de un acostumbrado accionar provincial que pretende una suerte de liderazgo sin mezclarse mucho con las provincias hermanas. Se juegan pero no mucho (basta recordar que Córdoba fue la única provincia que participó de los dos Congresos Independistas el del 29 de junio de 1815 y el del 9 de julio de 1816).

Patricia Bullrich es otro claro ejemplo de constructora de su propio poder: De su militancia de izquierda de los años 70 hasta candidata de la derecha liberal (admito otros calificativos pero me parece que esta definición es la más cercana) luego de su paso por otros espacios ideológicos y programáticos, partidos y gobiernos. Su firme accionar le permitió ganarle las PASO al candidato que muchos hoy añoran y lograr el apoyo del jefe de su espacio a pesar de que este duda si mantener ese apoyo o mudarlo hacia otro candidato, lo que avizora alguna suerte de enfrentamiento
interno pero ella mantiene firme el timón de su propia campaña.

Javier Milei sin duda ha edificado su poder en forma impecable. Cuando hace un tiempo se hablaba de elecciones de í¢â‚¬Å“terciosí¢â‚¬Â al apreciarse los resultados de las elecciones provinciales que le resultaban escasos, muchos se atrevieron a pronosticar anticipadamente su debacle, en este caso Milei mantuvo su postura desembozada y aguerrida hasta convertirse, al menos en las PASO, en el candidato más votado demostrando, una vez más, que muchos encuestadores deberán buscar trabajo en otras actividades.

Sergio Massa es otro ejemplo del constructor de su propio poder, que podrí­amos definir como inversamente proporcional a su caudal electoral, su declinación en este sentido es elocuente: de obtener 3.484.00 votos en 2013 con epicentro en provincia de Buenos Aires, redujo su apoyo en 2015 hasta obtener 1.451.000 en 2017. En esa instancia, su más bajo rendimiento en ese sentido, no impidió que fuera convocado, primero como tercera pata del Frente de Todos en las elecciones ganadas en 2019 para luego en el momento más crí­tico del gobierno se lo propiciara como Ministro y luego como candidato a Presidente del sector que hoy aparece ampliando su base de sustentación ante la oferta a la que debe enfrentar. Sin duda que el Massa, diputado provincial, director del ANSES e intendente de 2007 o Jefe de Gabinete después, o lí­der de un espacio en 2013 al actual candidato existe una diferencia, positiva por cierto, enorme, pero está claro que ha sido un firme y consecuente constructor del poder tal vez requisito este ineludible para revertir un cuadro de situación por demás complicado.

 

EMILIO AUGUSTO RAFFO

Consultor Electoral

 

 

Imagen: Fuente Infobae

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