Aní­bal Pérez-Liñán: í¢â‚¬Å“La fortaleza de Cambiemos está en su habilidad para generar consensos»

Diaogando con Elecciones Argentinas, el renombrado profesor de la Universidad de Pittsburgh analiza la expansión territorial del oficialismo, frente polí­tico cuyo respaldo í¢â‚¬Å“creció homogéneamente tras las PASO». Además, evalúa cómo impactará la figura de Cristina Kirchner sobre el Partido Justicialista.

Elecciones Argentinas. Los números del domingo pasado indican que Cambiemos recibió votos a lo largo y ancho del paí­s, cuando hasta 2015 ello era posible sólo en grandes centros urbanos. Asimismo, ganó distritos gobernados por el peronismo hace muchos años, tales como Salta, La Rioja y Entre Rí­os. í‚¿Cuáles factores explican semejante crecimiento en tan breve lapso?

Aní­bal Pérez-Liñán. El Gobierno consiguió articular las demandas de una derecha democrática que durante el siglo XX nunca habí­a logrado un espacio de representación exitoso. Es el proyecto de una burguesí­a cosmopolita y muy desconfiada de las máquinas partidarias. Esta fuerza social se manifestó parcialmente en el Partido Demócrata Progresista, tuvo una relación difí­cil con Hipólito Yrigoyen e integró la Unidad Democrática. La polarización polí­tica argentina condujo a este sector a aceptar proyectos autoritarios hacia fines del siglo pasado, pero débilmente, lo cual explica que los regí­menes militares hayan sido tan frágiles como los civiles. Con la vuelta al sistema democrático, dicho grupo segmentó su cauce electoral a través de la UCR, el peronismo renovador y corrientes minoritarias de la antigua UCeDé. Cambiemos representa, entonces, a un sector de la polí­tica argentina sin capacidad hegemónica, aunque pivotal en la formación de coaliciones sociales. Por primera vez, esta derecha democrática actúa como formateur del bloque histórico.

EA. í‚¿Considera que, involuntariamente, el kirchnerismo ayudó a presenciar hoy dí­a un escenario así­?

APL. El agotamiento del ciclo presidencial iniciado en 2003 constituye otro í­tem de estudio. Luego de la crisis que terminó con la caí­da de la Alianza, la reconstitución del orden polí­tico fue lograda gracias a la devaluación y las polí­ticas sociales iniciadas bajo el mandato de Eduardo Duhalde; la reorientación ideológica del Partido Justicialista, impulsada por Néstor y Cristina Kirchner; y un contexto internacional marcado por altos precios para las exportaciones primarias, así­ como bajas tasas de interés. Sin embargo, el kirchnerismo -al igual que hizo el menemismo- cedió a la tentación de extender el modelo económico más allá de su vida útil, buscando sostenerse en el poder. De este modo, agotó capital polí­tico, ya que la inflación y el deterioro de la infraestructura terminaron por erosionar su base de apoyo. La polarización demoró esta caí­da, creando una fuerza militante leal, pero finalmente jugó en contra: los excluidos por el discurso antagonista fueron más que los incluidos, y esto conformó un voto opositor a Cristina Kirchner. Paradójicamente, una estrategia que buscaba indicar al PRO como el gran adversario, terminó fortaleciéndolo. La polarización es peligrosa cuando uno queda del lado minoritario.

EA. Según su óptica, í‚¿sirvió el diseño electoral a la expansión de Cambiemos?

APL. Los comicios primarios incentivan decisiones estratégicas, ya que apenas cumplen su función original de definir candidaturas, más bien operando como un censo de las preferencias ciudadanas. Los votantes de quienes se muestran débiles en las PASO pueden, luego, reorientar su voto hacia otra alternativa. Cada elección general funciona como una segunda vuelta donde los principales candidatos atraen el voto. Durante el perí­odo 2011-2015 se reforzó esta lógica, y el pasado comicio de medio término presentó un sufragio negativo a Cristina Kirchner, que fue dirigido hacia Cambiemos, en calidad de opción mejor posicionada. Parte del electorado todaví­a decide como si permaneciésemos dos años atrás. Es un voto adverso que, en diferente grado, existe en todos los sectores sociales: promediando, los distritos más pobres del conurbano bonaerense apoyaron a Unidad Ciudadana, pero el respaldo hacia Cambiemos creció homogéneamente tras las PASO.

EA. Aunque el oficialismo sumó gran cantidad de diputados y senadores nacionales, no alcanzó la mayorí­a absoluta de bancas en el Congreso, por lo cual deberá seguir negociando con el PJ. Todaví­a así­, í‚¿entiende que disminuirá para el oficialismo el costo polí­tico de aprobar leyes?

APL. Sin dudas, pero esto representa un peligro, porque también le permite cometer más errores. Hasta hoy, la gran ventaja de Cambiemos radica en una situación legislativa minoritaria. La imposibilidad de tomar decisiones unilateralmente forzó al Gobierno a adoptar una ruta moderada, negociando acuerdos y retrocediendo cuando sus propuestas obtení­an rechazo. El oficialismo ha venido implementando un proyecto neoliberal hí­brido, con tonalidades democristianas: no redujo abruptamente el empleo público, preservó el gasto social y aumentó las tarifas en modo paulatino. Este esquema fue viable porque las tasas de interés son bajas y es posible pedir créditos, aunque presenta lí­mites a largo plazo. Entonces, el apoyo electoral ofrece la tentación de poner en marcha un ajuste económico, lo cual implica un terreno peligroso ya que el triunfo puede desvanecerse rápidamente. Insisto, la coalición social que constituye el núcleo de Cambiemos no es una fuerza hegemónica. La ventaja está en su habilidad para generar consensos.

EA. La noche del 22 de octubre, Cristina Kirchner se definió como lí­der de la oposición y aseguró que Unidad Ciudadana í¢â‚¬Å“llegó para quedarseí¢â‚¬Â. Sin embargo, no todos los legisladores peronistas aceptarí­an nuevamente encuadrarse tras ella. Desde su punto de vista, í‚¿cómo será el futuro polí­tico de la expresidenta?

APL. Los politólogos que históricamente reclamaron una estructuración programática del espacio electoral argentino, pueden hoy darse por satisfechos: las elecciones produjeron una legibilidad ideológica que no creí­amos posible en el paí­s. Sin embargo, esto presenta un claro desafí­o para el sistema de partidos. Durante la gestión de Cristina Kirchner fueron impulsadas algunas de las medidas sociales más innovadoras de la era democrática, y esto garantiza a la exmandataria un núcleo duro de apoyo que se registró claramente el domingo pasado. También, su supervivencia polí­tica demora la regeneración de liderazgos peronistas, permitiendo una fuga sostenida de votos hacia Cambiemos. El PJ se ha reinventado tantas veces que terminó diluyendo su marca, lo cual ofrece una chance para que el Gobierno capture parte del voto popular. Pese a las celebraciones por el Dí­a de la Lealtad, los votantes peronistas no eligen buscando volver al pasado. Quizás lo hayan hecho una vez, con Héctor Cámpora, pero los años setenta pertenecen a un siglo que se fue.

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