El domingo 7 de mayo todas las miradas se posaron en un nuevo acto electoral, esta vez en Francia en una elección de segunda vuelta o ballotage, algo que estrenamos en Argentina en el 2015. A partir de esa similitud nos tomamos el trabajo de ver otras afinidades de los sistemas electorales de ambos países. Por Lucía Otegui y Javier Tejerizo.
Balotage, balotaje, segunda vuelta
Este sistema básicamente permite en una primera vuelta la elección «sincera» del elector entre todos los postulantes y, en caso de que ninguno logre las mayorías necesarias, una segunda vuelta donde solo compiten los dos candidatos más votados. Además, de activar un voto estratégico, una segunda preferencia o definir el grado de afinidad entre los candidatos más representativas, en general el balotaje se lo toma como un mecanismo para evitar un ejecutivo con altos grados de rechazo.
Como mencionamos Francia tiene una larga historia de balotajes a diferencia de nuestro país, siempre hablando a nivel nacional. Mientras que Argentina «estrenó» el sistema en la definición entre Macri y Scioli (pudo haberlo utilizado en 2003, pero Menem no participaría del mismo ante la expectativa de una fuerte derrota en las urnas), en Francia desde 1965 los presidentes se eligen en segunda vuelta, 10 elecciones consecutivas.
Este aí±o los postulantes sobre los cuales se elegía el próximo presidente francés eran, por un lado, Marine Le Pen, representante del partido de ultra derecha Frente Nacional, fundado por su padre Jean Marie Le Pen en 1972; por el otro, su contrincante era Emmanuel Macron, quien había sido asesor económico del presidente Hollande y luego ministro de economía recuperación productiva y asuntos digitales, al frente del movimiento político de «outsiders» En Marche!.
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Sistema de Partidos
Recordemos que en la primera vuelta Emmanuel Macron obtuvo alrededor del 23% de los votos, mientras que Marine Le Pen logró superar el 21%. De todas maneras el dato relevante era que ninguno de los partidos tradicionales franceses lograban pasar el corte: el candidato del PS, partido del presidente Hollande, solo obtuvo un 6% de votos; mientras que Fillon, candidato de la tradicional centro derecha, quedaba fuera por un punto porcentual (apenas superó el 20%).
Argentina se adelantaría a esta tendencia, ya que la llegada a la presidencia de Mauricio Macri, fundador y líder del PRO, lo convertiría en el primer presidente electo por una fuerza no tradicional (UCR-PJ) desde la vuelta de la democracia; al mismo tiempo de representar un «outsider» de la política, aunque ya cuente con más de 10 aí±os en la misma.
No es menor remarcar que desde el 2001 tanto en Argentina como Francia el bipartidismo es un dato del pasado y los niveles de atomización del electorado y fragmentación de la oferta electoral son enormes, esto en general a favorecido la aparición y consolidación de estas nuevas fuerzas; incluso la irrupción de candidaturas casi independientes de estructuras partidarias.
Por último, respecto a la candidatura de Fillon, los escándalos de corrupción y la utilización indebida de recursos gubernamentales determinaría en gran medida el pobre desempeí±o de la agrupación del ex-presidente Sarkozy, otro ingrediente que viene afectando el panorama político argentino y regional.
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Debate
Tanto para la primera vuelta como para la segunda en Francia un hito bisagra en la campaí±a es la realización del debate presidencial entre los candidatos. Con el de este aí±o, el país galo ya cuenta con una experiencia de 43 aí±os de debates entre candidatos a presidente. El primer debate en la historia de las presidenciales francesas tuvo lugar el 10 de mayo de 1974, entre Valéry Gircard D’Estaing y Franí§ois Mitterand.
Argentina por su parte también tendría su debut en 2015, tanto para la primera vuelta como la segunda,ben esta última previo al ballotage entre los candidatos presidenciales Mauricio Macri (Cambiemos) y Daniel Scioli (FPV). La importancia del evento fue tal que un aí±o después el Congreso los institucionalizaría a partir de la Ley 27.337.
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Diferencias
El sistema francés desde la base presenta muchas diferencias, para empezar, es un semipresidencialismo, donde el Primer Ministro depende del apoyo del parlamento para mantener su cargo.
https://www.youtube.com/watch?v=0okwL1mRDVQ
Yendo al procedimiento de votación, si bien, al igual que Argentina, Francia sigue utilizando la boleta múltiple impresa en papel; la misma es provista por el Estado; se encuentra a disposición de los electores en mesas abiertas fuera de las cabinas de votación y sólo llevan el nombre del candidato. Los electores toman boletas de varios candidatos para evitar que se sepa cuál será su voto, pasan a la canbina de votación e introducen en un sobre la de su preferencia y descartan las restantes, luego se acercan a su mesa de votación e introducen su voto en urnas trasnparentes. Claramente tampoco es eficiente desde el punto de vista económico o sustentable, pero evita la posibilidad del robo de boletas.
Como se puede apreciar algunas prácticas pueden ser positivas y deberían plantearse ser adoptadas a nivel nacional en caso de mantener el instrumento actual de votación, pero otras parecen muy lejanas de la idiosincrasia de los electores y partidos argentinos, particularmente por los bajos níveles de confianza entre los actores.
Un detalle de color para cerrar, crearon una libreta electoral nada más que para poder sellarla, como nuestro viejo DNI.