Compartimos la entrevista que brindí² el Dr. Alejandro Tullio a Voces Políticas donde analiza posibles escenarios que permitirán garantizar elecciones cumpliendo con las recomendaciones sanitarias producto del COVID-19.
*Por Nicolas Cereijo para Voces Polí¬ticas
Alejandro Tullioí‚ es especialista en derecho público y elecciones (ex Director Nacional Electoral). Hablamos con él luego de la publicación de su muy bueno y recomendable artículoí‚ í‚¿Una oportunidad de revisar el paradigma electoral?.í‚ Vale le pena pensar nuevos escenarios que permitan garantizar elecciones cumpliendo con las recomendaciones sanitarias producto delí‚ COVID-19.
í‚¿Cómo es el actual paradigma electoral?
Es elí‚ modelo centrado en los comicios en el sentido tradicional. Uní‚ acto condicionado por el tiempo y el espacio. El tiempo, porque hay una fecha a partir de la cual í¢â‚¬â€œ y en reversa í¢â‚¬â€œ se organiza toda la actividad preparatoria de las elecciones que es la fecha de los comicios. Por ejemplo, los padrones provisionales son, según el artículo 25 del Código Electoral Nacional los datos de los electores consignados en el Registro con las novedades (altas, bajas, cambios de domicilio) hasta 180 días previos al día de la elección. Ese día, todos los electores í¢â‚¬â€œ los del padrón general, los residentes en el exterior y los privados de libertad í¢â‚¬â€œ debemos emitir el voto entre las 8 y las 18 horas.
En el espacio, porque votamos en mesas electorales que tienen padrones nominales (solo quienes estamos en el padrón de esa mesa podemos votar allí) que se instalan en lugares designados para hacerlo en función del domicilio legal de cada uno. Eso es así desde que los comicios son por voto individual y secreto y se reemplazaron las asambleas, lo que constituyó un avance sustantivoí¢â‚¬Â¦ a principios del siglo XX.
í‚¿Qué sucede en el mundo?
En muchos países ambos aspectos se fueron modificando. Muestra de ello es el voto por correspondencia no solo para residentes en el exterior sino también para electores generales; o el voto anticipado, habilitando mesas para sufragar durante un período anterior a la jornada electoral que luego se cuentan junto con los emitidos los días de los comicios.
í‚¿Y el caso de Estonia?
El voto por internet en Estonia (caso único por ahora) implica un salta, donde el 44% de los electores votan en forma previa desde sus teléfonos inteligentes o sus computadoras. Esto se hace en un período que termina unos días antes de la jornada electoral, de modo de poder confeccionar un padrón de los que no votaron por internet y que los mismos estén habilitados para votar en forma presencial. Para seguir con nuestro ejemplo, el padrón general es electrónico y el padrón de mesa se confecciona un par de días antes de la jornada electoral.
í‚¿Cómo sería el cambio de paradigma?
Cuando hablamos de cambiar elí‚Â paradigma no solo se trata de la modalidad de votar, sino en cómo está pensada la elección: sus plazos, su organización, sus formalidades y además hay que reconocer la percepción que de todo ello tiene la ciudadanía.
í‚¿Cómo sería la ingeniería electoral? Usted pone como ejemplo el caso de Estonia peroí¢â‚¬Â¦ í‚¿cómo sería en un país como el nuestro?
Estonia, como dije es único. Tiene novecientos mil electores, una infraestructura de TICs generalizada y una política de Estado sostenida en el tiempo, en este sentido. Pero como referí anteriormente,í‚Â cambiar el paradigma es modificar la racionalidad.
Nosotros estamos más cerca de México o Estados Unidos donde en muchos estados (de ambos países) se usa el voto por internet para los residentes en el exterior.
í‚¿El nuevo Código Electoral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires va en esta línea?
Efectivamente. Si bien no cambia el modelo -no estaban dadas las circunstancias-,í‚Â se atreve a modernizar las formas de hacer muchas cosas y crea, por primera vez, la administración electoral como actividad autónoma, poniéndola en cabeza de un órgano que será el Instituto de Gestión Electoral.í‚Â Por otro lado, en este Código la regla es la boleta única, facultando al Instituto de Gestión a incorporar tecnologías para la emisión del voto, pero regulándolas adecuadamente.
í‚¿Cómo debería funcionar dicha administración electoral?
Me imagino modificar progresivamente distintos aspectos de esa administración electoral, agregando más tecnología a la confección del registro de electores, incorporando datos biométricos en el registro de cada uno, interactuando entre la administración electoral y el Registro Nacional de las Personas para trabajar juntos; lo mismo con el registro de agrupaciones políticas, y, en su momento, la inscripción de candidatos. Hay gran cantidad de tareas personalizadas que podrían hacerse en forma automatizada con mayor eficacia y eficiencia y, en tiempo real.
Tener registros en tiempo real, permitiría flexibilizar procedimientos, abreviar plazos logísticos y generar espacios para diversas opciones en la forma y tiempo de votar. En ese caso, consideraría, progresivamente, el voto anticipado o remoto í¢â‚¬â€œ por correo o por internet í¢â‚¬â€œ para los residentes en el exterior, para los privados de libertad y crearía una categoría para las elecciones locales de voto de residentes en otras provincias.
í‚¿Cree que dicho cambio debe ir acompañado de un poder electoral como cuarto poder, con instituciones propias como lo es el INE en México?
Lo de cuarto poder tiene mucho de mito. Los órganos electorales son instrumentales; no son ni deben ser los protagonistas de la elección, y cuando son muy grandes o poderosos pueden distorsionar su propio cometido. Los órganos electorales no pueden tener la misma jerarquía que los órganos resultantes de la voluntad popular o que el Poder Judicial que siempre, aunque por procedimientos exclusivamente diseñados acorde la naturaleza electoral de su función, lo debe poder controlar.
Creo que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encontró un modelo propio más acorde a nuestra realidad, donde el Poder Judicial tiene funciones de resolución de controversias y de control. Como expresé anteriormente, el Instituto de Gestión Electoral es un modelo que cumple con las necesidades de transición entre el actual paradigma y los cambios derivados de una creciente incorporación de tecnologías con las debidas garantías y que, además, fue aprobado por mayorías especiales que comprenden a las principales fuerzas políticas de la Ciudad. Esto tiene como consecuencia racionalidad administrativa y legitimidad política.
Usted plantea en su artículo que el salto tecnológico más que un deseo es una necesidad debido a las recomendaciones sanitarias. í‚¿Con qué posiciones cree que se encontrará de parte de los sectores negados al uso de tecnología y qué propuesta superadora se puede llevar adelante?
Hay un problema previo a quienes se oponen por opinión a la incorporación de tecnología y que yo menciono siempre: la brecha tecnológica existe y cerrarla es un esfuerzo de todos, no solo de la administración electoral. En estos días podemos comprobar los problemas para una operación simple como la de los cajeros automáticos o las transacciones con formas alternativas al uso de efectivo.
Cuando pensamos en el riego sanitario no solo nos referimos a los electores, que están entre 5 y 20 minutos en los recintos de votación, sino a las autoridades de mesa, los delegados judiciales, los fiscales, las fuerzas de seguridad y militares afectadas a los comicios. Son un mínimo de tres cuartos de millón de personas que están todo el día allí y, hay que sumar el personal, fiscales y apoderados afectados al escrutinio definitivo interactuando con mucha proximidad durante los diez días posteriores. Hay muchos factores a tener en cuenta
Por otro lado, debe haber conciencia de esa necesidad y para ello debemos ver que conductas de las que estamos incorporando en forma forzada por las circunstancias, persisten en la sociedad. Yo apuesto a que se cree una cultura más respetuosa de la higiene y que combata las situaciones de riesgo dado que lo que sirve para el COVID 19 sirve para muchas otras patologías contagiosas. En función del grado de conciencia sanitaria deberemos ver los pasos a seguir, sin duda, extender el plazo de votación, generar recintos con menos cantidad de mesas y con mayor distancia entre unos y otros; previamente, evitar actos y movilizaciones masivas, y centrar los esfuerzos de las actividades en lo sustancial serán requisito para que esa necesidad se haga explícita, y también nos señalará el rumbo a tomar.
Finalmente hay que tener en cuenta las advertencias sobre la seguridad en las elecciones automatizadas. Siempre me manifesté a favor de avanzar en este campo, pero no lo haría sin contar con cuatro requisitos fundamentales: una ley clara que habilite y fije condiciones; un órgano electoral con capacidad técnica para administrar la gestión tecnológico -electoral; mecanismos de auditoría y control aceptados por los contendientes; y capacitación amplia a la ciudadanía, que es quien nos encomienda, a través de la ley, la organización de la forma en que ella decide.
Por último, en algunos partidos como la UCR se decidieron suspender las internas partidarias en algunos distritos. La implementación en estos casos de tecnología sería igual que con procesos de mayor concurrencia de personas?
Creo que las internas partidarias, cuando son significativas como en la UCR de la Capital, son un laboratorio adecuado, pero también allí es donde la tradición pesa más. Hay que buscar una combinación que aliente la participación sin que ella genere un riesgo para quienes participan.
Insisto, la tecnología es la última milla, lo importante es estar en disposición intelectual y política de pensar una manera distinta de hacer las cosas que muchos damos por sentadas.