Por Nicolás Cereijo (Licenciado en Ciencia Política UBA, cursando la Maestría en Ciencia Política y Sociología de Flacso)
Luego de semanas turbulentas, la Cámara Nacional Electoral adoptó un rol protagónico y ordenador con el objetivo de garantizar la transparencia en los comicios del 25 de octubre.
Para ello, el máximo tribunal adoptó medidas para reafirmar la legitimidad del proceso electoral, plasmadas en la acordada 111/15.
Queda decir algo de lo comentado en las diversas reuniones que el mencionado organismo tuvo con diferentes actores sociales. Esto es, reforzar dos conceptos: responsabilidad y fiscalización.
Responsabilidad fundamentalmente de quienes son designados autoridad de mesa, tarea lamentablemente  devaluada en el tiempo. Revitalizar el espíritu cívico es una tarea individual y además, estructural de la mano de la educación.
En segundo lugar el pedido de reforzar la fiscalización. Esta tarea corresponde enteramente a los partidos políticos y consiste en el fortalecimiento de la capacitación de sus fiscales.
Por último, hay dos problemáticas que celebro que se cuestionen pero que a su vez exigen un abordaje serio. Por un lado las tareas punteriles y clientelares, de larga data, que lo único que hacen es desteí±ir la jornada electoral. En segundo lugar el compromiso de la dirigencia política de debatir en serio reformas y que no quede con un “oportunismo†de campaí±a.