A continuación te presentamos una nueva columna de Norberto Quaglia, Titular de la Cátedra de Sistemas Electorales Comparados de la Licenciatura en Ciencia Política y de Gobierno en la UCES
Las urnas no se abren
Esa premisa es indispensable que sea tenida en cuenta por todos los actores intervinientes en el proceso electoral, por lo tanto, este hecho convierte al telegrama confeccionado por el presidente de mesa en el único elemento que define una elección, elemento que por cierto no contiene ningún sistema de seguridad que lo haga inviolable, quedando la información y el resultado final en manos de los empleados del correo encargados de su transporte.
No hay ningún procedimiento ni registro de ninguna especie que certifique las firmas de los presidentes de mesa, ni de los fiscales presentes.
Lo único que preservaría la información fidedigna es el acta de escrutinio, siempre que exista la posibilidad de contar con alguien que este presente en ese acto y pueda presenciar el mismo.
Por lo tanto, la transparencia en la selección de las autoridades de mesa, su capacitación para todo el procedimiento electoral y el escrutinio, la presencia de fiscales de las distintas agrupaciones políticas involucradas es una de las pocas cosas que podrían garantizar una elección más o menos segura.
El sistema electoral actual y sus procedimientos son factibles de adulteración en varias oportunidades de sus diferentes etapas.
Se deberían tomar todas precauciones necesarias para hacerlo seguro.
Las urnas no se abren, por lo que el resultado final se obtiene en el mismo momento de contar los votos, después eso puede ser modificado y no hay absolutamente nada que lo impida o dificulte.
He presenciado las dificultades a las que se enfrentan quienes faltos de preparación y experiencia deben confeccionar el acta bajo la presión de los presentes, cosa esta que debería ser remediada.
Alguien debidamente autorizado y registrado, debería certificar el escrutinio y fotografiar el acta definitiva y certificar que sea coincidente con el telegrama que se le entrega al empleado del correo. Esa fotografía debería ser enviada a cada uno de los centros de cómputos de cada agrupación para el conteo y verificación de resultados.
Hay muchas cosas que se podrían hacer, como recurrir a la boleta única como ya se viene utilizando en institutos de detención y en consulados extranjeros desde hace ya tiempo.
Es impensable el dinero que el Estado destina y gasta inútilmente en impresión de boletas que muchas veces se pagan y no se imprimen.
Por otro lado es un buen momento de ir pensando en la posibilidad de crear un organismo autárquico electoral en el que tengan participación todas las agrupaciones políticas y que no quede solo en manos de los gobiernos de turno.