Dí¢â‚¬â„¢Alessandro: í¢â‚¬Å“Al kirchnerismo le será difí­cil sobrevivir manteniendo su propia identidadí¢â‚¬Â

dalessandroMartí­n D´Alessandro es profesor de Ciencia Polí­tica en la UBA, Investigador del Conicet y actualmente es el presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Polí­tico, SAAP. En entrevista con Argentina Elections realizó un interesante análisis de la actualidad electoral de cara al 2015.

 

 

AE: Ante la posibilidad de crisis en sistemas presidencialistas multipartidistas, politólogos como Grace Deheza o Daniel Chasquetti plantearon la formación de coaliciones de gobierno para garantizar gobernabilidad. En el escenario actual, ante la paridad que muestran las encuestas, ¿usted ve posible la formación de alianzas electorales que luego sean coaliciones de gobierno?  

 

Martí­n D`Alessandro: Sí­, la veo muy posible. Según los datos de las encuestas al dí­a de hoy, las elecciones de 2015 no darí­an mayorí­a propia en el Congreso a ningún presidente. Incluso si ganara la presidencia el candidato del FPV, que es el partido (o mejor dicho, la coalición) con el contingente legislativo más importante, perderí­a tantas bancas que necesitarí­a de muchos más aliados para pasar su agenda, y nada garantiza que los aliados del gobierno actual vayan ser los mismos en un eventual nuevo perí­odo del FPV. Si en cambio triunfa algún opositor, va a necesitar de alianzas parlamentarias. En el caso de Massa, difí­cilmente pueda rearticular y conducir a todo el peronismo en el corto plazo (Kirchner necesitó dos aí±os para desafiar a Duhalde), y en el de Macri o algún candidato del FAUnen, su contingente legislativo será definitivamente minoritario, por lo que las alianzas serán un imperativo vital. Por otro lado, hay múltiples alianzas electorales y de gobierno en muchas provincias, que podrí­an servir no solo para gobernarlas sino como base de sustentación de armados a nivel nacional y/o de formación de mayorí­as para aprobar leyes puntuales en el Congreso.

 

 

AE: En Argentina hubo un ejemplo de coalición – la Alianza UCR-FREPASO – que obtuvo dos importantes victorias electorales (legisladores en 1997 y presidencial en 1999) pero manifestó una importante crisis de gobernabilidad, con el final trágico del 2001. ¿Qué falló y por qué no funcionó bien como en otros paí­ses?

 

MD: Estoy de acuerdo en que la Alianza no fue un fracaso total. En primer lugar, fue un éxito electoral, y en segundo lugar, fue un ejemplo de acuerdos ideológicos y de propuestas programáticas. No comparto la idea de que fue un experimento exclusivamente destinado a ganarle al peronismo. Sin embargo, las dificultades de la gestión la destruyeron. Creo que la situación de la Alianza deberí­a ser analizada a partir de uno de los dilemas intrí­nsecos del sistema representativo: ¿qué deberí­a hacer un gobierno que sabe que debe tomar una decisión (salir de la convertibilidad del peso) a la que se opone la inmensa mayorí­a de la población? ¿Debe traicionar a su buen juicio o debe traicionar a su electorado y a la voluntad de su pueblo? En cualquier caso, la coalición podrí­a haber sobrevivido de haber tenido un sistema claro y compartido de resolución interna de los conflictos, y no a través de la imposición presidencial y la renuncia vicepresidencial.

 

AE: Siguiendo con la lógica de las alianzas, ¿qué rol juega el aparato polí­tico del PJ? Más que nada teniendo en cuenta que dos precandidatos son peronistas y están en disputa terrenos claves como la Provincia de Buenos Aires o Córdoba.

 

MD: Como se sabe, el peronismo bonaerense es el aparato polí­tico más potente del paí­s, y es la llave para el control de los resortes partidarios a nivel nacional, y fundamentalmente, es clave para la recolección de votos en la elección presidencial y, casi tan importante como eso, para la gobernabilidad del gobernador y/o del presidente. De allí­ que sea “la madre de todas las batallas”. Sin embargo, no parece ser un colectivo afí­n a las alianzas entre partidos o entre facciones. Más bien parece orientarse hacia la competencia, y luego hacia la subordinación. En otras palabras, los barones peronistas de la provincia, y con mayor precisión, del conurbano, se suman, cautelosos, a la disputa por la jefatura del movimiento (lo que desemboca casi siempre en la gobernación de la provincia), y luego se subordinan, fervorosos, al vencedor, que desde arriba (en los planos provincial y nacional) les garantiza votos para extender en el tiempo su propio dominio polí­tico territorial. Scioli y Massa protagonizan hoy esa disputa crucial. Teniendo en cuanta la experiencia, será muy difí­cil para el kirchnerismo sobrevivir manteniendo su propia identidad.

 

AE: Con respecto al oficialismo… ¿cómo analizarí­a el rol de Daniel Scioli? Más que nada teniendo en cuenta que es una figura muy discutida por sectores “duros” del kirchnerismo. A su vez, ¿usted cree se va a ir a las PASO con varios candidatos o la elección va a depender de la voluntad de Cristina?

 

MD: La estabilidad de la fortaleza de Daniel Scioli dentro del oficialismo es un caso a estudiar con detenimiento. A pesar de los reiterados malos tratos y las múltiples operaciones que ha sufrido por parte del gobierno, se encamina a ser el candidato oficial. En algún punto es una posición merecida: su capital polí­tico y electoral ha sido clave en casi todos los triunfos kirchneristas. A esta altura es difí­cil saber si tendrá o no competidores en las PASO, ni tampoco si ganarlas le será fácil. Lo que sí­ es muy probable es que ese resultado dependa en gran parte de la voluntad de Cristina, dado que ninguno de sus pre-competidores actuales podrí­a enfrentarlo sin un apoyo fuerte de la Casa Rosada.

 

AE: ¿Cómo deberí­an analizarse los datos de las encuestas, en función de las personalidades o del partido?

 

MD: En general, las encuestas más serias y completas analizan preferencias de los ciudadanos tanto en términos partidarios como de las personas de los candidatos o posibles candidatos. Ambas dimensiones son importantes y útiles para el análisis polí­tico. La personalización de la polí­tica (las caracterí­sticas personales de representantes, candidatos y funcionarios pasando a un primer plano respecto de los contenidos de las polí­ticas públicas o de las propuestas de polí­ticas públicas) es un proceso que estuvo siempre presente en la historia, pero que puede tornarse nocivo para la calidad de la democracia en la medida en que reduce la comprensión de la polí­tica a intrigas entre personajes, y el conocimiento general del proceso polí­tico a una especie de juego de nombres, que legitima la ignorancia de los asuntos complejos.

 

AE: Por último, con respecto a la oposición, ¿usted cree que el FAUNEN está en crisis o lo que sucede es propio del momento de armado de fórmulas en un frente que sigue apostando a la interna de candidatos en un contexto de autonomí­a provincial?

 

MD: Creo que suceden las dos cosas. Por un lado, es evidente que los desacuerdos del FAUnen son más importantes que los referidos a las meras candidaturas. De hecho, una de sus fundadoras, Elisa Carrió, ya ha renunciado al espacio a causa de su todaví­a indefinida polí­tica de alianzas. Por otro lado, no se sabe si esas alianzas conllevarán nuevas fracturas o no. Si no está en crisis, al menos hay una gran inestabilidad, que desconcierta a los potenciales votantes que están expectantes de ese armado a nivel nacional. Pero también es cierto que a pesar de las dificultades todaví­a no se conoce su potencialidad electoral, que dependerá de varios factores todaví­a irresueltos. Y además, a pesar de las dificultades en el armado nacional, a nivel provincial las cosas parecen ir acomodándose con mayor fluidez. En otras palabras, el FAUnen no está en su mejor momento ni está haciendo lo que se esperaba que hiciera, pero dadas sus complejidades internas y la autonomí­a de los dirigentes provinciales, no puede adelanterse su fracaso ni su éxito electoral. De hecho, tiene expectativas fuertes en varias provincias. Ahora bien, esa dificultad para diseí±ar una estrategia nacional no es una debilidad exclusiva del FAUnen ni de la UCR, su principal integrante. ¿No tendrí­a dificultades en configurar su liderazgo el peronismo si estuviera durante más de diez aí±os en la oposición nacional y de la inmensa mayorí­a de las provincias?

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