Mario Riorda ha trabajado en un centenar de procesos electorales y asesorado a múltiples gobiernos y partidos políticos en América Latina en cuestiones de estrategia y comunicación política. Fue Decano en la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Católica de Córdoba. Es profesor de posgrado en numerosas universidades de América Latina, Espaí±a y EEUU. Sus últimas publicaciones: “Comunicación Gubernamental 360â€, “«Â¡Ey, las ideologías existen!. Comunicación Política y Campaí±as Electorales en América Latina»; “La gestión del disenso: la comunicación gubernamental en problemasâ€; “Manual de Comunicación Política y Estrategias de Campaí±a: candidatos y electores en una nueva eraâ€; «La Conquista del Poder: campaí±as y elecciones presidenciales en América Latina», “La Construcción del consenso, Gestión de la Comunicación Gubernamentalâ€, entre otros. Ganador en los â€Victory Awards†a la “Mejor Investigación Académica del aí±o en las ciencias políticas y el marketing políticoâ€. Obtuvo los premios EIKON de Oro y de Plata. Miembro de la Comisión de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campaí±as Electorales (ALICE), de ASACOP (Asociación Argentina de Consultores Políticos); y de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP).
En entrevista con Argentina Elections habló sobre la actualidad política de cara a las elecciones y brindó un análisis minucioso sobre los alcances de las PASO y lo que aún resto por hacer.
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Tomando en cuenta el contexto electoral actual: ¿cómo ve la situación del oficialismo, más que nada a nivel interior con las proyecciones de Randazzo y Uribarri y a nivel exterior con la imagen del gobierno? ¿Usted cree cierta la posibilidad que circuló en algunos medios sobre la candidatura de Cristina ante la falta de un continuador “natural†del modelo?
El oficialismo se encuentra en una situación diferente a los pronósticos que se evidenciaban tras la derrota legislativa, en varios distritos claves, en el 2013. El gobierno y la presidenta han estabilizado su imagen y, salvo que medien hechos no previsibles, tiene garantizado un rol altamente competitivo en las PASO y probablemente en la primera vuelta, incluso con serias chances de ser la primera minoría más votada. Tiene una serie de candidatos con diferentes niveles de instalación en la opinión pública. Uno consolidado (Scioli), otro consolidándose (Randazzo) y otros no consolidados (dónde Uribarri es el más destacado). Creo que lo que puede suceder adentro del oficialismo está abierto en términos de competitividad.
Cristina no es la principal electora nacional, pero sí sigue siendo descollante como electora interna y ello tendrá un valor significativo si es que decide apoyar a algún candidato en particular, o bien, también es altamente posible que se despeje la gran cantidad de ofertas, sin apoyo por parte de la presidenta, y se produzca una realineación de alianzas internas entre los dos más competitivos.
En síntesis, la chances del oficialismo son (expresadas a hoy y sin hacer futurología ni prospección), prácticamente iguales que las de la oposición.
Mirando al posible votante de candidatos opositores, ¿es válido hablar de un clivaje peronismo anti-peronismo o solo se trata de un voto “castigo†al modelo actual?
Posible es posible, pero sólo a los efectos analíticos porque la realidad tiene muchos más clivajes que se superponen como diferentes capas y por ende siempre es parcial su poder explicativo.
El elemento que más explica esta situación es el rompimiento del sistema de partidos en una expresión atomizada que, transitoriamente ha adquirido cierto orden, especialmente por la colaboración que UNEN ha realizado agrupando sectores diversos. Pero claro que no toda la representación de la diversidad está contenida en esa porción de unidad. La izquierda (en sus diferentes expresiones no está contenida ahí), ciertos sectores del peronismo disidente tampoco. Y para peor, están absolutamente porosos los bordes partidarios de las ofertas competitivas en todo el país, sea en el FPV, el FR y el PRO, incluyendo a UNEN también, y con especial consideración de la UCR.
Claro está que el hípersonalismo contribuye a esa porosidad, generando clivajes coyunturales anti y pro personas en particular. Pero no debemos olvidarnos de las antinomias que sigue generando el peronismo anti-peronismo que también es un clivaje, o el más nuevo, kirchnerismo anti-kirchnerismo. Y no se agotan ahí los componentes de la representación.
Diciembre del 2013 (propagadas o expandidas con las rebeliones policiales en diferentes provincias) evidenció que en muchas ciudades la dualidad ricos-pobres fue descarnadamente evidente; tanto como las posturas de alta ideologización que (aun no mostrándose de modo explícito en base a viejas categorías de izquierda y derecha) sí se dejan ver cuando se discuten temas sensibles y diferencian a conservadores de progresistas, aun dentro de un mismo partido.
¿Qué incidencia puede llegar a tener la izquierda teniendo en cuenta que la mayoría de los candidatos “fuertes†son del centro hacia la derecha del arco político?
Poca. En todo caso incidencia regional o local en algunas circunstancias. Ha tenido un protagonismo destacable en la última elección porque a muchos electores le ha parecido una opción interesante (y partidaria) de control político legislativo. Pero en elecciones ejecutivas el híperpersonalismo hace estragos con las instituciones partidarias y la izquierda suele perder chances en Argentina en esos contextos.
En una entrevista reciente a nuestro sitio, la diputada nacional Carla Carrizo habló del fenómeno de la autonomía provincial, independiente de la elección nacional, ponderando la necesidad de un tipo de alianza electoral particular en cada distrito. Con esto, el FA-Unen tomaría fuerza. ¿Qué opina al respecto?
Comparto, pero tomaría fuerza sólo al nivel local o regional. Hoy no visualizo un pronóstico favorable por sí mismo en la escala nacional, salvo que fuese mayoritariamente a una alianza con alguien, siendo Macri el que aparece con más chances de ser ese alguien. Pero es tan asimétrico el aporte nacional que, hipotéticamente, Macri más que duplicaría en votos al mejor segundo de UNEN si hubiera una disputa en las PASO. UNEN en general y la UCR en particular se están transformando en ofertas electorales de gobiernos subnacionales o locales, y sólo en un complemento que puede aportar algo de competitividad a otros actores nivel nacional.
A nivel estructural, ¿qué fortalezas y debilidades observa usted en torno a la implementación de las PASO?
La fortaleza es que posibilita mayor competitividad interna y es un modo interesante de aportar democratización (junto con recursos publicitarios) en esa instancia. Todo un logro para partidos que son cooptados por liderazgos que bloquean toda chance de competitividad. La debilidad es que no se ha aplicado a la totalidad de las provincias en el país, y que no sólo la dirigencia política, sino los actores que trabajan sobre la política (como los periodistas o consultores, por ejemplo), no la han terminado de comprender. Asimismo, todavía queda por regularse la comunicación gubernamental que produce asimetrías a favor de los oficialismos a través de lo que se conoce como la electoralización de la comunicación gubernamental.
No obstante lo afirmado, la mayor complejidad de su aplicación no radica en la norma en sí, sino en que el contexto no es el ideal para las PASO, ya que prácticamente no hay partidos estables (ni siquiera el propio peronismo que cede su democraticidad a la voluntad del líder circunstancial). Así, a cualquiera le es más sencillo salirse de su partido que dar batalla dentro de él.
Para finalizar, ¿cree viable, en el mediano plazo, la implementación de la boleta única y electrónica a nivel nacional?
Viable siempre es en la medida en que haya voluntad política. Pero no podemos mitificar las bondades del sistema electoral desentendiéndonos de los contextos y del sistema político. Con la ausencia de un sistema de partidos que sólo adquiere orden cuando hay un liderazgo preponderante eventual, la boleta única tiene serias chances de seguir atomizando la representación y, por ende, de atentar contra condiciones de gobernabilidad.
¿Cuál es su opinión con respecto al voto joven?
Me encanta, decididamente lo celebro, más allá de que lo usen pocos o muchos y de los argumentos falaces que hubo para oponerse.