Faltando menos de un aí±o para los comicios presidenciales, la paridad que brindan las encuestas pareciera que entró en un una meseta donde Massa, Macri y Scioli, lograron instalarse como los candidatos fuertes a suceder a Cristina. Cada uno pretende cargar sobre sus espaldas el modelo de país a seguir y ese es su “caballito de batalla†para captar votos.
Scioli, si bien no cuenta con la afinidad ideológica de muchos sectores kirchneristas, sigue siendo quien mejor mide y esto obliga al resto a apostar a él. Recientemente, hubo una consultora que indagó acerca de la posibilidad de que Scoli vaya por su cuenta, donde se eleva su popularidad. Pero hasta ahora, esto opción es más bien lejana. Lo que sí muestra es que el mandatario provincial ha logrado constituir una imagen fuerte sin polemizar con la casa rosada. Vale aclarar que hay figuras como Randazo, Urribari y Julián Domínguez que buscan ser los continuadores “naturales†y “leales†del modelo nacional y popular, pero que lejos está de inquietar al gobernador.
Massa y Macri se ubican del centro hacia la derecha. La principal diferencia entre ambos es su base de apoyo. Mientras que el ex Intendente de Tigre nuclea al peronismo disidente al kirchnerismo, el Jefe de gobierno apuesta a una tercera vía, despegándose de los partidos tradicionales y con un discurso más desideologizado priorizando colores y obras.
Además, son los candidatos que cuentan con un importante papel de influencia en los armados regionales. Sus campaí±as son verticalistas y desde un inicio no pusieron en duda el liderazgo personal. Por ello es que se toman como alternativa fuerte y este es un aspecto que cierto votante toma, independientemente de su ideología. Lograron insertar la idea de que son el cambio. Y esto atrae. Por eso, tener una foto con ellos para algunos opositores les puede resultar el plus faltante para ganar una elección. Este fenómeno se da mucho en el interior. No queda más que mirar lo ocurrido en Jujuy y Tucumán entre Massa y los radicales Morales y Cano. En Córdoba, los resultados en Marcos Juárez sumado a la postura de Luis Juez, son claras muestras de la unión del radicalismo con el pro.
Donde este espacio cuenta aún con cierto peso es en el interior del país, en provincias con aparatos partidarios capaces de vencer. Las provincias con mayor peso de sectores progresistas son Mendoza y Santa Fe. Aquí es prácticamente improbable una alianza con otros sectores.
Párrafo aparte es la situación en Ciudad y Provincia de Buenos Aires. En la primera, el pro tiene un peso tal que no tiene necesidad de pactar sino que lo usa como factor de presión. Y logra su cometido frente a FA-Unen, con quien “coquetea†asiduamente. Se le suma los egos y personalismos de alguno de sus candidatos no ayudan a la unidad. En el segundo lugar hay una competencia palmo a palmo entre Massa y Scioli que deja relegado al resto. Pero, curiosamente, es donde más fuerza tiene la línea de unen que no desea pactar, liderada por Stolbizer y Alfonsín.
De este manera, el electorado de centro-izquierda e izquierda no tiene referentes claros. Habrá quienes seguirán apostando a la propuesta oficialista, y estarán aquellos que se volcarán por Unen y por las fuerzas de la izquierda como son el FIT, MST y Unión Popular.
Para finalizar, las encuestas siguen marcando la paridad, con posible escenario de ballotage, entre tres candidatos que lograron canalizar poder mediante su liderazgo. Justamente, la debilidad del resto se basó en darle rienda suelta a las internas sin fortalecer candidaturas, sin instalar previamente candidatos. Parece que Sanz quiere ir por este sendero, pero choca con las incoherencias de su frente que es más noticia por las peleas y declaraciones fuertes entre sus integrantes.