Andrés Malamud es Doctor en Ciencias Sociales y Políticas del Instituto Universitario Europeo, actualmente se desempeí±a como investigador en la Universidad de Lisboa. En esta entrevista de coyuntura se atreve a describir cuál puede ser el futuro del kirchnerismo y de qué modo podría resolverse la disputa dentro del peronismo. También deja un lugar para reflexionar acerca de UNEN.
“Si no da para un próximo presidente kirchnerista Cristina preferirá que no sea peronista†por Leandro Querido Noticias Electorales 22 de julio de 2014
Leandro Querido: ¿qué pasos debería seguir el kirchnerismo desde el punto de vista electoral, dado que la elecciones de 2015 ya se anticiparon en la discusión? Dentro de las primarias tiene un alto nivel de confrontación con sectores que se separaron y hoy son oposición. Tiene fuertes tensiones en su interior, como el caso de Scioli. ¿Cuál es tu análisis?
Andrés Malamud: para imaginar el futuro del kirchnerismo hay que revisar su pasado, el menemismo. Es muy difícil que termine de manera distinta a como terminó el menemismo, ya que es un grupo que se mantuvo una década en el poder y es por tanto un grupo fundamental de la historia del peronismo y de la Argentina. Y luego se irá difuminando entre el gran movimiento que lo contiene.
LQ: vos hacés un paralelismo con lo que representó desde el punto de vista político el menemismo.
AM: fueron simplemente grupos del peronismo que conquistaron el poder, conquistaron el aparato del Estado y gobernaron durante más o menos una década.
LQ: desde el punto de vista simbólico se apela a imágenes como por ejemplo la del Consenso de Washington como emblema del menemismo, por ejemplo, de su pertenencia a la centro derecha. Y el kirchnerismo tomó otras banderas más de centro izquierda. ¿Vos pensás que después de dejar el poder esa carga simbólica se va a diluir?
AM: sí. Se pueden encontrar a varios que formaron parte de ambos gobiernos, en diferentes funciones. Incluso Jorge Yoma pasó por ambos gobiernos, y hay muchos casos más, empezando por Daniel Scioli. Pero la diferencia fundamental que los separa es que el kirchnerismo fue más intenso pero no más extenso. Así que esa intensidad se va a mantener en un núcleo reducido, que es el mismo que ahora levanta las banderas. Si vos miras al kichnerismo en el territorio, son los mismos peronistas que estaban antes y son los mismos que van a estar después, y van a seguir estando bien con el próximo presidente peronista sea quien sea.
LQ: ¿del peronismo se encarga el peronismo?
AM: generalmente sí, cada tres o cuatro gestiones se encarga el radicalismo por un rato.
LQ: el que de algún modo se termina cargando al menemismo es el kirchnerismo. Lo que habrá que ver es quién se encarga del kirchnerismo.
AM: en realidad, es Duhalde el que se cargó a Menem, es el que lo inventa a Kirchner porque se le caen los candidatos que eran su primera preferencia. Porque Lole Reutemann vio algo que no le gustó y no se candidateó, De La Sota no medía en las encuestas. Kirchner es la tercera opción de Duhalde, que aun así llegó con el 22% en las elecciones. Recién después con la elección intermedia en la provincia de Buenos Aires (con el enfrentamiento entre esposas) va a llegar a su consolidación. Fue una coalición basada sobre todo en un liderazgo pos menemista de la provincia de Buenos Aires.
LQ: hagamos en un ejercicio de imaginación: tenemos un escenario de primarias en donde van a competir varios candidatos del núcleo duro del kirchnerismo: Randazzo, Julián Dominguez, Rossi, Aníbal Fernández, son como el paladar negro. Pero enfrente tienen a un candidato que empieza a unificar en la provincia, los “barones†de la provincia lo apoyan. Está como fortalecido en ese escenario ¿Por qué no puede unificar el kirchnerismo?
AM: la cuestión es esta: toda la gente que vos mencionás tiene más de treinta aí±os, hace quince que están en política, ¿con quién estaban todos ellos hace quince aí±os? Los kirchneristas de paladar negro eran menemistas o duhaldistas de paladar negro. Son peronistas, van a estar con el próximo peronista que mande.
LQ: ¿vos decís que el mandato de la Casa Rosada busca un candidato único de lo que representa ese espacio o no?
AM: la primera preferencia de la presidenta es un peronista kirchnerista puesto por ella, la segunda preferencia es un no peronista, si no va a ser kirchnerista, que por supuesto lo primero que haría es traicionar, así como lo hizo Kirchner, Néstor traicionó a Duhalde. Pero que por lo menos le garantizaría una cierta paz en la transición. Pero si no va a ser kirchnerista entonces que no sea peronista, que no gane nadie del propio partido. Va a ser muy probable que intente hacer algo parecido a lo que hizo Menem, vamos a ver si le sale porque depende de la oposición. Que gane alguien de otro partido porque va a tener minoría en las cámaras, dificultades para nombrar jueces y perseguirla y perseguir a sus allegados.
LQ: ¿y a Sergio Massa, que parece decidido a no participar de las primarias entre Scioli y los distintos candidatos del kirchnerismo, le conviene ese juego?
AM: siempre pensé que Sergio Massa nunca tuvo buenas opciones. í‰l tuvo que elegir entre seguir como intendente o elegir la candidatura a diputado. Ninguna de las dos es una buena plataforma presidencial. La experiencia que tenemos desde el `83 a esta parte, es que los presidentes son gobernadores o “esposas deâ€. En este caso desde la cámara de diputados o si hubiese optado por la intendencia no tiene grandes chances. El pasado no tiene por qué repetirse en el futuro. Pero no está bien situado, los antecedentes no lo acompaí±an porque carece de aparato territorial; y sobre todo no consiguió lo que él esperaba, que era un pasaje rápido de peronistas K hacia el massismo confiando que el poder se decantaría para su lado, parece que los peronistas olieron otra cosa.
LQ: vos mencionás la intendencia de Tigre, pero en términos demográficos no hay mucha diferencia con la provincia de Santa Cruz de los Kirchner.
AM: es cierto, pero vos fijate que para el territorio no importa tanto la demografía. El peronismo gobierna siempre desde la periferia y llega al centro; el radicalismo al contrario siempre gobernó desde el centro, por eso la crisis. Pero el peronismo necesita que vengan de afuera y no importa que sean distritos chicos porque la provincia compensa con el aparato, con el presupuesto, con el avión de la gobernación, el acceso a los medios.
LQ: y vos recién mencionaste al radicalismo, ¿cómo está el espacio no peronista?
AM: nada mal. Y la creación del Frente Amplio UNEN fue una movida inteligente, porque aprendieron. Lo más importante que hay para aprender en la política argentina es lo nuevo, que son las primarias, la utilización de la primarias. Las primarias fueron bien utilizadas en el caso de la UNEN en capital que está apostando a hacer votar a la mayor cantidad de gente dentro de la su interna, porque esta es la primera seí±al que queda después para la primera vuelta de las generales. En este momento hay cuatro espacios, dos con candidatos únicos: Massa y Macri; y dos con muchos candidatos: el kirchnerismo y el no peronismo que son los que se benefician más con esta herramienta. Y aprendieron a emplearla. Massa y Macri están en desventaja y no supieron bien cómo compensarlo.
LQ: a veces hay algunos referentes del espacio UNEN que proponen un acercamiento de la oposición no peronista, lo han dicho Lousteau y Carrió, que lo dio a entender. Yo todavía recuerdo cuando Ricardo Alfonsín hizo un acuerdo en provincia de Buenos Aires con De Narváez y no se tradujo positivamente, sino que incluso se tradujo negativamente. Quedó ese antecedente flotando. ¿Vos consideras que sumar otros actores mejora la performance de UNEN o no?
AM: esa es la gran pregunta. La respuesta depende de si el objetivo es 2015 o 2019. Si es para ganar en 2015 no me parece que sea un gran aporte. Si es para ganar gobernaciones en 2015 que constituya la plataforma para ganar con credibilidad la presidencia en 2019, me parece inteligente. Ahí es donde el PRO aporta. Donde aporta el PRO es en las provincias. El PRO hace la diferencia entre ganar Santa Cruz y ganar Santa Fe por ejemplo, y otras cuantas provincias en donde ya hay relación entre el radicalismo, el socialismo y el PRO.
LQ: lo que pasa es que muchos no están convencidos. Imagino que al socialismo de Santa Fe esta idea no le gusta nada.
AM: no, porque el socialismo ya gana Santa Fe. Acá la gran cuestión es si se quiere ganar más gobernaciones y ahí el acuerdo con el PRO ayuda. Si sirve para ganar la presidencia lo dudo. Por eso la cuestión es cuál es el objetivo.
LQ: ¿cuál es la situación de los partidos políticos? ¿Existen como los conocimos? ¿Han cambiado? ¿Hacia dónde van como organización? Estamos hablando de espacios ambiguos que muchas veces quedan eclipsados por personajes, como Scioli, Macri, Carrió en fin. ¿Dónde están?
AM: otra gran pregunta. Los partidos políticos no son como los idealizamos. No está claro que alguna vez lo hayan sido. Pero hoy está claro que definitivamente no. ¿Qué son sobre todo? Son organizaciones, estructuras que permiten que los candidatos se presenten a elecciones. Esto suena my cínico, pero es básicamente así. ¿Qué mantiene unidas a estas estructuras? Por un lado, la expectativa de poder. Por otro, es un cierto segmento de identificación social. El peronismo es una identidad socio política, no es una ideología. Va hacia la izquierda, hacia la derecha, y lo hizo durante toda su historia. Los mismos que están con Kirchner estuvieron con Menem. Así que la ideología no es lo que constituye a un partido político. Los une el poder y una cierta identificación colectiva, gregaria, como los perros que se huelen y se reconocen. Esto puede parecer anti intelectual, anti ideológico, pero así es como funciona. Es como funciona en la mayor parte del mundo, es como se está presentando cada vez más en Europa.
LQ: es decir que los hemos idealizado.
AM: quienes creen que los partidos políticos son grupos de personas que piensan parecido y quieren implementar una plataforma de gobierno están imaginando algo que no existe.
LQ: ¿y cómo imaginas la forma del futuro del partido político?
AM: por ahora es así como están. Son confederaciones de aparatos y liderazgos con base territorial, que se pueden coordinar mejor o peor para llegar al poder central en el país y para coordinar desde allí el gobierno.