El siguiente trabajo buscará analizar un fenómeno de la realidad política contemporánea argentina, como fue la reforma política de 2009, a partir del enfoque de las instituciones políticas. La principal característica de dicha reforma fue la implementación de un sistema de primarias, abiertas, simultaneas y obligatorias, método a través del cual se buscaba estabilizar el sistema partidario, muy volátil tras la crisis de 2001.
En consonancia Daniel Buquet deduce que las reformas surgen de un contexto de crisis política, expresada en una fuerte volatilidad electoral, que conduce a dos procesos típicos polares de reforma electoral2. Por un lado, cuando la reforma es promovida por una coalición declinante se recurre al argumento de legitimidad y se proponen normas más inclusivas; por el otro, cuando se trata de una coalición ascendente la propuesta se fundamenta en problemas de eficacia del sistema y se busca establecer reglas más excluyentes.
Tomando la descripción del autor mencionado y acercándonos a una visión neo-institucionalista, las reformas electorales en un proceso político competitivo, de un contexto democrático, implican la interacción de agentes con intereses variados y contrapuestos; segundo, implican el cumplimiento de ciertas reglas que legitiman e influyen el proceso. Por tal motivo, se debe explicar una reforma desde los intereses de los actores que la impulsan y su entorno, la explicación debe partir de los intereses de estos actores y de las características institucionales y contextuales dentro del que se mueven. ¿Por qué buscan reformar? ¿Qué reforma buscan? Veremos en el caso analizado qué tipología se le aplica según el modelo de reforma electoral que resultó como consecuencia de ciertas condiciones del contexto político e institucional y de las características de la coalición reformista.
por Javier Ignacio Tejerizo