í‚¿Quién elige a nuestros polí­ticos?

El Sr. Alejandro Paggi colabora con este artí­culo sobre la problemática de la selección de candidatos en la polí­tica argentina. En un sistema partidario en crisis y desmoronándose, la falta de claridad a la hora de elegir candidatos es esencial para entender la realidad polí­tica de las últimas elecciones. Por Alejandro Paggi


Alejandro Paggi*
De Opinión Sur Joven para Argentina Elections

Hoy los candidatos se eligen a dedo en la Argentina. Los partidos polí­ticos están en crisis y pareciera que la única forma de acceder a un cargo público es la buena voluntad del lí­der. í‚¿Qué otros modelos existen? Internas abiertas, como en Estados Unidos, internas cerradas y obligatorias, dejar libertad de acción a los partidosí¢â‚¬Â¦ distintas opciones para resolver un mismo problema: la falta de inclusión de los jóvenes en la polí­tica. Opinan los politólogos Miguel de Luca y Ana Marí­a Mustapic, y el Director General Electoral de Buenos Aires, Darí­o Ruiz.
Diciembre de 2001: renuncia el entonces presidente argentino, Fernando de la Rúa.
Marzo de 2006: el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aní­bal Ibarra es sometido a un juicio polí­tico.
Los partidos polí­ticos desaparecen, se hacen agua y las instituciones argentinas fueron sintiendo el impacto. Para revertirlo, distintos sectores están pensando medidas. í‚¿Se podrá revertir la mala relación entre la ciudadaní­a y los partidos? Una de ellas podrí­a ser mejorar y transparentar la selección de candidatos dentro de las organizaciones polí­ticas.
El que gana conduce, el que pierde acompaña
En pocos paí­ses existen regulaciones para elegir candidatos: en Europa, por ejemplo, dicen que esto es parte de la vida privada de los partidos y que cada organización debe decidir de qué modo elige a quienes los representarán en las urnas.
En Estados Unidos, rige el sistema denominado í¢â‚¬Å“primariasí¢â‚¬Â presidenciales, que son internas abiertas de las que puede participar todo ciudadano. Actualmente, en Argentina la selección de candidatos también se considera como un proceso perteneciente al ámbito privado, aunque el contexto social, económico y polí­tico difiere de los paí­ses de Europa. También los partidos son muy distintos a los de los Estados Unidos.
í‚¿Pero qué entendemos por selección de candidatos? Consultado por Opinión Sur Joven, Miguel De Luca, investigador del CONICET y profesor de la Carrera de Ciencia Polí­tica de la UBA, aseguró que éste í¢â‚¬Å“Es uno de los procesos más importantes a la hora de ver cómo está distribuido el poder dentro de los partidos. Hay una relación de influencia entre quienes deciden y la conducta posterior de los elegidos a la hora de poner a prueba la disciplina partidaria.í¢â‚¬Â
Darí­o Ruiz, director General Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, también dio su visión del tema: í¢â‚¬Å“Es el proceso previo que se realiza con carácter obligatorio en los paí­ses democráticos, a través de las internas o dejando en libertad a las estructuras polí­ticas para elegir a sus candidatos. Actualmente, en Argentina funciona de la última forma, lo que elimina la figura del precandidato: es un signo importante del debilitamiento del sistema de partidos.í¢â‚¬Â
La calidad de las instituciones sufre un constante deterioro. Si bien en todo el mundo hay crisis de representatividad, la historia polí­tica argentina y las eternas sospechas sobre el financiamiento de los partidos acrecientan el problema.
í‚¿Cuáles son los mecanismos de selección existentes? Básicamente existen dos. í¢â‚¬Å“Una es por medio de las internas, donde los afiliados son llamados a votar por alguna de las listas que compiten entre sí­ [1]; la otra utilizando la lista única o lista de unidadí¢â‚¬Â, explica la politóloga Ana Marí­a Mustapic [2], especialista en el tema.
Pero en otros lugares la selección es distinta.í¢â‚¬Å“En algunos paí­ses los procesos son muy centralizados, salvo algunas excepciones, como los EEUU con el sistema de primariasí¢â‚¬Â, explica Miguel De Luca í¢â‚¬Å“La Argentina está en una posición intermedia con la aplicación de las internasí¢â‚¬Â.
Idas y Vueltas
Dos años después del retorno a la democracia, en la Argentina se sancionó la Ley N킺 23.298 de partidos polí­ticos. El marco legal le otorgaba autonomí­a a los partidos con respecto al llamado a internas y la selección de sus candidatos. Pero después de la grave crisis institucional de fines del 2001, se promulgó otra Ley (N킺 25.611) que obligaba a efectuar internas abiertas, simultáneas y obligatorias, dentro de un contexto donde la sociedad reclamaba una reforma polí­tica.
Esta ley tuvo muchas resistencias por parte de distintos actores del sistema: fue modificada varias veces hasta que finalmente fue derogada.
Los entrevistados coinciden en que lo mejor es que los partidos decidan cómo elegir a sus candidatos. í¢â‚¬Å“Cada partido debe ser soberano porque no todos las organizaciones polí­ticas son iguales. Cada una tiene su propia idiosincrasiaí¢â‚¬Â afirma Miguel De Luca. Ana Marí­a Mustapic también es concluyente en este punto: í¢â‚¬Å“Ellos deben decidir si llaman a internas o no, porque a veces estos procesos alimentan faccionalismos o premian a los denominados aparatos electorales. Por ejemplo, si un candidato gana por medio de internas abiertas, puede suceder que posteriormente sienta que no le debe nada al partido que lo eligió.í¢â‚¬Â
En algunas estructuras las internas son tradición. En otros -como el Partido Justicialista (PJ)- las listas de unidad son parte de su liturgia. Sin embargo, este mapa polí­tico fue cambiando en los últimos quince años. í¢â‚¬Å“Hoy afloran otro tipo de expresiones de distinta composición: frentes, alianzas, etc., que tienen una mezcla ideológica amplia, pero fundamentalmente contienen a radicales y peronistasí¢â‚¬Â asegura Darí­o Ruiz. Y agrega: í¢â‚¬Å“Esta fragmentación es un problema globalizado del sistema polí­tico, consecuencia de una gran crisis que no vislumbra solución en el corto o mediano plazo.í¢â‚¬Â Un peronista va en la lista radical; un radical va como vice de la candidata peronistaí¢â‚¬Â¦ í‚¿Transversales o eclécticos?
Habrí­a que buscar la respuesta en el personalismo de la polí­tica, donde las ideologí­as quedan relegadas a un segundo plano. El ciudadano vota a Carrió, no a la Coalición Cí­vica; vota a Lavagna, no a la UCR; vota a Kirchner, no al Frente para la Victoria. Hoy votamos personas, no ideas.
í‚¿Posible solución?
El problema está definido. El tema es cómo se revierte la crisis. Las propuestas son diversas. í¢â‚¬Å“Habrí­a que subir el umbral de tolerancia para poder presentarse como partido, porque existen tantos que alimentan la creciente fragmentación del sistema polí­ticoí¢â‚¬Â, opina Ana Marí­a Mustapic. En Argentina existen actualmente unos 700 partidos; los dos partidos con proyección nacional más importantes, la UCR y el PJ, se encuentran desde hace años en un proceso de gradual descomposición, lo que permite que cualquiera se vaya de su partido de origen y arme el propio. í¢â‚¬Å“La polí­tica actual parece una agencia de colocaciones, de microemprendimientos polí­ticosí¢â‚¬Â, dice Mustapic.
Ante un diagnóstico tan pesimista, quizás sea la hora de comenzar a tomar iniciativas que generen un cambio cultural, que conduzcan a un fortalecimiento de nuestras instituciones, implementando una metodologí­a más clara de selección de candidatos.
La obligatoriedad de las internas legitimarí­a procesos decisorios, más allá del parámetro utilizado para proponer un candidato (amistad, ví­nculo familiar, etc.) y de la existencia de una lista única. Se descentralizarí­a la toma de decisiones y se jerarquizarí­a la figura del afiliado como protagonista de la vida partidaria.
La selección de candidatos a través de internas cerradas y simultáneas permitirí­a prescindir de órganos colegiados que se encuentran en manos de las elites partidarias que muchas veces tienen una conducta oligárquica y no favorecen un recambio.
Con respecto a la renovación, Ana Marí­a Mustapic explica que tampoco las internas abiertas son un mecanismo del todo eficiente: í¢â‚¬Å“En los Estados Unidos para hacer una campaña decente en las primarias se necesita como mí­nimo un millón de dólares. Entonces, cuando llegan al poder se quedan durante años, debido al alto costo de la polí­ticaí¢â‚¬Â Y agrega: í¢â‚¬Å“A esto hay que sumarle el hecho de que un porcentaje muy bajo de la población participa en la polí­tica.í¢â‚¬Â
í‚¿Y por casa como andamos? La violencia polí­tica de la década del 70 en la región se cobró la vida de muchas personas comprometidas con el cambio social, y esto hizo que con la primavera democrática el promedio de edad de la dirigencia polí­tica fuera mucho menor que en otros lugares. í¢â‚¬Å“Hoy en la Argentina existe un recambio generacional que bajó bastante la edad promedio de las figuras con poder de decisióní¢â‚¬Â, opina Miguel De Luca. Y mirando hacia el continente, afirma: í¢â‚¬Å“Si nos vamos al panorama latinoamericano, aquí­ hay una mayor participación juvenil en comparación con Chile o Uruguay.í¢â‚¬Â Sin embargo, hoy se está lejos del nivel de movilización que supo tener la juventud argentina, durante el levantamiento obrero conocido como í¢â‚¬Å“El cordobazoí¢â‚¬Â o las luchas que dieron las juventudes radicales y peronistas en las universidades durante las décadas de los 60 y 70, por ejemplo.
Darí­o Ruiz también opina: í¢â‚¬Å“Darle protagonismo a los jóvenes depende de la inteligencia de los partidos ya que la renovación es necesaria, y para eso deben tener un polí­tica direccionada para ellos.í¢â‚¬Â
El problema es que hoy las ideologí­as no consiguen enamorar a los jóvenes y las estructuras partidarias no seducen a quienes serán la clase dirigente del mañana: la polí­tica no es vista como una herramienta transformadora de la realidad, sino como un lugar que cobija a clases dirigentes disociadas de la gente que los vota. Quizás sea la hora de empezar a pensar en una polí­tica más solidaria, que incluya a los jóvenes y las mujeres en un proyecto colectivo común.
+Info
Mujeres al poder: í‚¿Cómo influyó la legislación en el ascenso de las mujeres al poder en la Argentina?
Cavarozzi, Marcelo y Abal Medina, Juan Manuel (compiladores) í¢â‚¬Å“El asedio a la polí­tica. Los partidos latinoamericanos en la era neoliberalí¢â‚¬Â, (Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 2003). Excelente libro para introducirse en el universo de los partidos polí­ticos en Latinoamérica.
De Luca, Miguel í¢â‚¬Å“Desventajas y riesgos de las í¢â‚¬Å“internasí¢â‚¬Â abiertas, simultáneas y obligatoriasí¢â‚¬Â en Tula, Marí­a Inés (compiladora) í¢â‚¬Å“Aportes para la discusión de la Reforma Polí­tica bonaerenseí¢â‚¬Â, (Buenos Aires, Prometeo libros, 2005). Muy buen artí­culo sobre la selección de candidatos en la Argentina.
Una pelí­cula: í¢â‚¬Å“Todos los hombres del reyí¢â‚¬Â, (EEUU, Drama, 2006). Una apasionante historia acerca del ascenso de un humilde hombre al poder polí­tico. Basada en la novela homónima de Robert Penn Warren, quien se inspiró en la vida de Huey Long: gobernador, senador y candidato a presidente asesinado en un oscuro episodio durante la década de 1930.
[1] Cuando son cargos legislativos, la lista ganadora se lleva el 75% de los lugares de la lista y la segunda el 25 %. En el caso de elecciones ejecutivas el que gana se lleva todo
[2] investigadora del CONICET y profesora de la Carrera de Ciencia Polí­tica de la Universidad Torcuato Di Tella

Mujeres al poder
Noviembre de 2007, por Alejandro Paggi

Ninguna de las fórmulas presidenciales en la Argentina fue decidida por medio de internas partidarias. A pesar de esto, las dos listas con mayor intención de voto están encabezadas por mujeres: Cristina Fernández (Frente para la Victoria) y Elisa Carrió (Coalición Cí­vica). La ley de cupos tuvo mucho que ver en esto.
A las dificultades que aparecen a la hora de decidir quién ocupa cada cargo aparece un í¢â‚¬Å“problemaí¢â‚¬Â adicional, al menos en la Argentina. El Código Electoral establece la obligatoriedad de incluir al menos un piso del 30 % de lugares para las mujeres en las listas, y en proporciones con posibilidad de resultar electas. Esto agrega una variable más al tener que decidir quiénes integran una lista. Pero por supuesto, tuvo consecuencias muy favorables.
í¢â‚¬Å“El cupo femenino ha cambiado positivamente la polí­tica argentina. En este sentido, estamos ubicados en los niveles de los paí­ses con democracias consolidadas como los escandinavosí¢â‚¬Â, explica De Luca. Ana Maria Mustapic coincide con esta visión, aunque advierte: í¢â‚¬Å“Queda mucho más por hacer cuando hablamos de mejorar la calidad de nuestras instituciones.í¢â‚¬Â
Darí­o Ruiz acuerda con esta opinión: í¢â‚¬Å“Desde que existe el cupo femenino hay más predisposición a la participación por parte de las mujeres. Fue una medida positiva porque la polí­tica es machista, ya que genera un contexto en donde los hombres se sienten naturalmente más cómodos que las mujeres para ejercerla.í¢â‚¬Â Y haciendo un poco de historia, agrega: í¢â‚¬Å“Además, teniendo en cuenta los avances que tuvieron en el último siglo con el voto femenino, por ejemplo, es impensable no hablar hoy de una igualdad de género en el campo electoral.í¢â‚¬Â
* Alejandro Paggi: nacio en Buenos Aires, Argentina. Es periodista, y actualmente esta terminando la carrera de Ciencia Politica en la UBA. Trabaja como asesor en reforma politica en la Direccion General Electoral de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires.