Lavagna en el programa de Mirtha

Otra forma de presentarse como candidato y alcanzar una audiencia masiva es, en la Argentina, llendo al programa de Mirtha Legrand. En este estuvo el candidato presidencial por UNA, Roberto Lavagna, quien se presentó con su mujer intentando romper con la imagen solemne que lo caracteriza


En lo de Mirtha, Lavagna apostó a la simpatí­a de su mujer
Clarin
18 de Octubre


Para no parecer tan solemne, su esposa belga contó que hace de abuelo titiritero.
Vino junto a su mujer porque lo favorece?», le preguntó ayer Mirtha Legrand a Roberto Lavagna, con sobreactuada ingenuidad, en el arranque de sus almuerzos televisados.
El candidato presidencial de UNA contestó con evasivas, pero detrás de cámaras dio por cumplido el objetivo cuando su esposa belga, Claudine Marechal, terminó ganándose la simpatí­a de la conductora.
Claudine llamó la atención con su pronunciado acento afrancesado -que mantiene pese a sus 37 años en el paí­s- y sus bocadillos sobre temas cotidianos, que pusieron un toque de distensión al tono académico de Lavagna.
La pareja habí­a compartido un programa anterior y tras aprobar el examen con la Legrand, el comando lavagnista está pensando en otra incursión de la dupla.
«Estamos en el camino de humanizar la imagen del candidato», exageró uno de los asesores de Lavagna que también participó de la comentada visita de Lavagna a un after office, donde jugó al pool y tomó cerveza.
Cuando superó el nerviosismo inicial, Claudine embistió contra uno de los periodistas invitados que subestimó el aumento del tomate. «í‚¿Usted hace las compras?», le espetó. También se escandalizó por los indios que murieron de hambre en Chaco y la cantidad de accidentes laborales que debe atender en el servicio de fisioterapia que dirige en el CEMIC. «Es porque dejaron de funcionar las escuelas técnicas», aseveró.
Con todo, lo más sabroso lo dijo en los cortes. Allí­ fue donde la belga, más sobria pero no menos elegante que la conductora, se permitió la única incursión polí­tica. «No entiendo como Scioli deja que lo basureen», comentó sobre el trato de los Kirchner al vicepresidente y candidato bonaerense.
Entre la entrada de empanadas y el el cerdo relleno, Lavagna tuvo tiempo de explicar que «la inflación no se frena con patovicas ni enfriando la economí­a», recetas que les adjudica al Gobierno y a Elisa Carrió, respectivamente.
Legrand puso al candidato en aprietos cuando le dijo si con «tanta elegancia» podrí­a conseguir los votos del pueblo. «Pero si me vieron sacar la economí­a de la crisis», alcanzó a balbucear. Pero otra vez salió Claudine en su rescate: «Tendrí­an que verlo haciendo de titiritero para sus tres nietos», comentó. La fisioterapeuta adivinó que la Legrand habí­a apuntado contra la solemnidad que transmite el candidato y que su equipo se esfuerza por aflojar.