Cuando el 20 de diciembre de 2001 Fernando de la Rúa renunciaba a la Presidencia de la Nación, comenzaba la mayor dispersión de la Unión Cívica Radical en su historia. Me refiero a aquella fallida experiencia de la Alianza, que había pegado hondo en el centenario partido. Y aquel logo de la Alianza «Somos Mas», quedó atrás y surgió con mucha fuerza e idignación, la voz del pueblo pidiendo «que se vayan todos».
Luego vinieron gobiernos peronistas, Duhalde primero, tras la semana de los 5 presidentes, y Néstor Kirchner después.
EL radicalismo, mientras tanto, había comenzado a redefinir su legado histórico, y fueron surgiendo disitntos partidos con figuras -todas hoy conocidas- que en aquel momento lo eran en su mayoría, aunque no tantas como las que esta campaña presidencial tiene.
Una brújula para el radicalismo porteño
Alejandra Lazo
ADNciudad.com
12 de octubre 2007
La crisis del sistema de partidos políticos no es una novedad y el radicalismo es una buena muestra de ello. En la Ciudad, los candidatos radicales están desperdigados por varias listas y el electorado que solía votar a la UCR necesitará una brújula para orientarse en el cuarto oscuro.
Si nos remitimos sólo a los principales candidatos a la Presidencia de la Nación ya tenemos un problema para los votantes radicales. La candidata oficial Cristina Fernández de Kirchner está acompañada en la fórmula del Frente para la Victoria por el gobernador radical Julio Cobos. Roberto Lavagna comparte binomio con el radical Gerardo Morales en la Concertación UNA y, además, posee el respaldo de la UCR oficial.
También hay candidatos que son de extracción radical como es el caso de Elisa Carrió, quien representa a la Coalición Cívica, y Ricardo López Murphy que compite por Recrear.
Pero esto sólo es una muestra de la explosión del radicalismo luego de la crisis del 2001, ya que en las listas de candidatos a diputados y senadores nacionales por la ciudad de Buenos Aires la dispersión de hombres y mujeres de origen radical es tal, que se podría decir que no hay una nómina que no lleve algún que otro postulante de la UCR.
Es por ello que, en el cuarto oscuro, aquellos que mediten más su voto y no se guíen solamente por los candidatos presidenciales pueden llegar a hacer una mezcla de boletas muy particular.
Están los radicales que todavía siguen los preceptos del partido oficial por lo que pondrían en el sobre a Lavagna, a Ricardo Gil Lavedra como senador y a Silvana Giudici como diputada, pero parece ser que no sería tan lineal el voto. Si bien hay mucho consenso sobre la figura de Gil Lavedra, no pasa lo mismo con Lavagna y menos aún con Giudici.
En esas dos categorías la situación es más compleja. Hay quienes se inclinarían por votar a Carrió, López Murphy o hasta la fórmula oficialista; y en lo que respecta a los candidatos a diputados nacionales podrían optar entre una variedad de listas que incluiría hasta el PRO.
Eso sí, los radicales ex aristas son un caso aparte. De ninguna manera votarían a Carrió y a López Murphy, aunque es radical, lo consideran muy de derecha, lo que inclinaría la balanza a favor de Lavagna, es decir, de un peronista.
Esta debacle puede verse simbolizada muy gráficamente en la Legislatura porteña. Hay un solo diputado que representa a la UCR oficial (Carlos Lo Guzzo) pero, en total, son 14 los legisladores de esta extracción.
Léase: Fernando Cantero y Alejandro Rabinovich, dos ex ARI en el bloque Autonomía con Igualdad; Teresa Anchorena, Enrique Olivera, Fernando Caeiro y Guillermo Smith, en la Coalición Cívica; Martín Hourest, en el bloque Buenos Aires para Todos; Ivana Centanaro, en el Frente para la Victoria; Jorge Enríquez y Oscar Zago en Juntos por Buenos Aires; Marcelo Meis y Jorge San Martino, en Recrear; y Florencia Polimeni, ex macrismo, ahora en el bloque Guardapolvos Blancos.
Es decir, si usted radical no puede decir que no tiene alternativas en el cuarto oscuro.