La titular del Council of the Americas, después de recibir las críticas al Gobierno de parte de las empresas de origen estadounidense, defendió a la candidata oficialista.
Clarín
10 de Agosto de 2007
Marcelo Bonelli
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Susan Segal, la influyente titular del Council of the Americas, escuchó en silencio todas las críticas de los representantes de las multi de origen estadounidense.
En la hermética reunión los dardos de banqueros y empresarios estuvieron centrados en una cuestión: objetaron la actitud antiempresaria del Gobierno y pusieron en duda la solidez futura de las cuentas fiscales y del plan económico.
Segal comprendió las quejas, pero al final sorprendió: «Ustedes deben saber que el actual escenario político de la Argentina no ofrece expectativas adicionales a las de Cristina». Y remató la inusual defensa a la candidata oficial: «La gobernabilidad en la Argentina por ahora sólo se garantiza con un triunfo de Cristina».
Así Segal manifestó la opinión que existe entre los miembros del poder financiero y económico de Manhattan. Lo hizo a pesar de las reservas que genera aún Néstor Kirchner y las dudas sobre la verdadera voluntad de correcciones de Cristina Kirchner. Ocurrió el miércoles en un desayuno reservado para los «popes» de las compañías estadounidenses en la Argentina. Fue en las lujosas oficinas de Microsoft y estaban, además de los anfitriones, directivos del Citibank, Esso, Procter&Gamble, Kraft Food, AES, Coca-Cola y un representante de la británica Panamerican Energy.
Segal inició la reunión pidiendo sinceridad y total hermetismo. Eso abrió el grifo para que los hombres de negocios manifestaran lo que no dicen en público:
Criticaron el permanente tono antinegocios y antimercado del Gobierno.
Manifestaron su temor por el manejo de los precios y el recalentamiento inflacionario.
Dijeron que las limitaciones energéticas pueden frenar el crecimiento.
Advirtieron que el aumento del gasto estrecha el superávit fiscal y la solidez del modelo.
Reconocieron el crecimiento, pero alertaron sobre los efectos del nuevo y menos proclive escenario financiero internacional.
Los CEO de las multi repitieron en privado las críticas que se hacen desde el exterior a la Argentina. La cuestión la tratará el Gobierno, directamente con el candidato oficial a liderar el Fondo Monetario. Está confirmado que el francés Dominique Strauss-Kahn estará en Buenos Aires el 3 de setiembre y buscará el apoyo argentino a su nominación. Ya tiene el aval de Europa y de Estados Unidos, pero quiere ampliar í¢â‚¬â€después del ruidoso fracaso de Rodrigo Ratoí¢â‚¬â€ el consenso entre las naciones emergentes y endeudadas como Argentina. Está obligado porque su nominación estuvo llena de cuestionamientos de Inglaterra y España. Alistair Darling, jefe del Tesoro británico, y Pedro Solbes, ministro de España, exigen un mayor debate antes de nominar al nuevo titular del FMI.
Miguel Peirano lo recibirá con una propuesta: Argentina avalará su nominación si el FMI termina con su hostigamiento persistente a la política económica argentina. También pedirá algo importante y concreto: que el Fondo facilite y no complique la negociación con el Club de París. En otras palabras: que dé, sin exigir nada a cambio, el salvoconducto que exigen los acreedores de las naciones industrializadas para negociar un acuerdo.
El tema ya fue hablado entre el Presidente y el ministro. Sólo en caso de que avancen en forma positiva las conversaciones habría un contacto clave: entre Strauss-Kahn y la cuidada candidata del oficialismo.
Ahora el turbulento clima financiero internacional invita a reabrir el diálogo con el FMI. También ayuda que la visión del socialista Strauss-Kahn es menos ortodoxa que las ideas extremas que defendió Rodrigo Rato. Antes, el Gobierno deberá unificar posiciones. En esta semana volvió a desatarse una interna brava entre Alberto Fernández y Julio De Vido. El detonante fueron las disputas por el vuelo que terminó con la renuncia de Claudio Uberti.
La cuestión se mezcló con el viaje de Hugo Chávez, pero no evitó un contacto clave del presidente de Venezuela: en el más absoluto de los secretos se concretó la tan postergada cumbre con Paolo Rocca, el dueño de Techint. Ocurrió el martes por la tarde y ambos volvieron a negociar el futuro de Sidor, la fábrica de Techint en Venezuela. Fue la primera vez que se vieron la cara después de la amenaza que Chávez lanzó de reestatizar la siderúrgica. Chávez recibió con esta frase diplomática a Rocca: «Paolo, yo nunca hubiera privatizado Sidor, pero eso ya es un hecho concreto. Yo voy a honrar ese compromiso». El tono fue negociador y Rocca propuso una fuerte inversión adicional de Techint en Venezuela. El encuentro fue auspiciado por Kirchner y armado por De Vido.
Donde no hay conciliación es en el campo. El Gobierno cerró todos los canales de diálogo, después del durísimo discurso de Luciano Miguens. El malestar oficial obedece a que interpretan que el texto del discurso ruralista en el fondo es un llamado de la Sociedad Rural a votar contra Cristina Kirchner. Así lo evaluó el Presidente y fue eso lo que motivó que llamara en medio del acto por teléfono a Javier De Urquiza. Clarín confirmó que el Presidente le dijo exactamente: «Estos son unos gorilas y reaccionarios. Andate ya sin hablar, porque quieren y buscan la confrontación política». Y agregó: «Ahora no quiero darles el gusto».
El explosivo discurso lo redactaron los consultores Felipe Noguera y Julio Suaya, pero tiene pinceladas ideológicas del duro Hugo Biolcatti. Miguens estuvo plenamente de acuerdo. Pero la fuerte repercusión política que tuvo abrió en las últimas jornadas una interna feroz en la conducción de la Sociedad Rural. Miguens quiere rearmar el diálogo y sondeó esa posibilidad en la Secretaría de Agricultura. De Urquiza no atendió los llamados. Biolcatti, el vicepresidente de la SRA, apoyado por los más ortodoxos, querría otra cosa: profundizar la confrontación en el período preelectoral.
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