Continúa la repercusión mundial sobre el caso de la valija y su implicancia para la candidatura de Cristina Kirchner

Sumado al artí­culo publicado ayer por The New York Times, hoy también, el Financial Times hizo referencia al í¢â‚¬Å“revésí¢â‚¬Â que puede implicar los casos de corrupción en las próximas elecciones a la candidata oficialista. Ayer en su presentación oficial, la Primera Dama, no hizo referencia al incidente ocurrido la semana pasada.


El diario británico advierte sobre el í¢â‚¬Å“revésí¢â‚¬Â para la candidatura de Cristina que implica el caso de la valija
La Nación
15 de Agosto 2007
El escándalo por el ingreso ilegal de una valija con casi 800.000 dólares en manos de un empresario venezolano que aterrizó en Buenos Aires a bordo de un avión contratado por el Gobierno sigue generando reacciones en los diarios del mundo.
Al artí­culo publicado ayer por The New York Times se sumó hoy el influyente diario británico Financial Times.
Bajo el tí­tulo «Escándalo injertado impacta en campo de Kirchner», el matutino señala que «pese a los esfuerzos del partido gobernante de lanzar exitosamente la campaña de Cristina Kirchner» esa intención oficial «sufrió un revés», con el estallido del caso de la sospechosa valija.
Presión. «La oposición presiona para que Kirchner tome medidas respecto de la situación del ministro de Planificación, Julio De Vido», señala el diario tras un relato de como se conoció el caso del dinero ingresado por el aeropuerto de Aeroparque el sábado 4 de este mes a la madrugada.
En este contexto, el Financial Times destaca que el episodio «le costó el puesto» a Claudio Uberti, el ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) que iba a bordo del avión y que autorizó que subiera Alejandro Antonini Wilson, el dueño de la valija del escándalo, a quien el matutino califica como «la mano derecha» de De Vido.
De Vido vs. Fernández. Además, recopila los pedidos de Elisa Carrió y de Roberto Lavagna para que la investigación y la cadena de responsabilidades alcance al propio ministro de Planificación.
En este punto, destaca que «el trasfondo polí­tico del caso es poco claro» y recuerda que De Vido rechazó cualquier tipo de ví­nculo con el episodio y que el presidente Néstor Kirchner dijo tener «las manos limpias».
El diario señala que «mientras las miradas comienzan a concentrarse en las elecciones presidenciales y la conformación del próximo gobierno, comienzan a aparecer preguntas sobre el timing del de la valija y de otros escándalos de supuesta corrupción» que salpican al Gobierno.
Enseguida menciona el histórico enfrentamiento entre De Vido y el jefe de Gabinete Alberto Fernández como posible explicación para la «seguidilla» de casos que dejaron a funcionarios de la Casa Rosada en el ojo de la tormenta en los últimos meses.
Por otra parte, el diario señala que «sospechas recientes de corrupción han afectado la popularidad del Presidente y puntualiza que ese í­ndice cayó «del 68 por ciento el año pasado al actual 49 por ciento».
La candidata no habló del escándalo ni de la corrupción
Mariana Verón
La Nación
15 de Agosto 2007
De la tribuna central, ubicada frente a Cristina Kirchner, salió como un grito agudo la frase que resonó en un Luna Park colmado. «Cristina, echá a los corruptos», dijo una voz anónima. La primera dama y candidata no se inmutó y continuó con su discurso.
El Gobierno se esforzó ayer en darle a su candidata presidencial el marco ideal para que el lanzamiento de la fórmula quedara protegido, como en una caja de cristal, de los golpes que ya recibió por el escándalo de la valija. Nada pareció resquebrajarse anoche. La candidata evitó cualquier mención del escándalo del empresario venezolano que llegó al paí­s con 800.000 dólares en un vuelo contratado por el gobierno argentino, y hasta la primera fila de los invitados especiales la ocupó el ministro de Planificación, Julio De Vido, fuertemente golpeado por el caso.
Un alto funcionario que comparte la intimidad de la primera dama dijo a LA NACION que no estaba previsto que Cristina Kirchner esbozara alguna defensa del accionar del Gobierno. Y el propio presidente Néstor Kirchner, antes de retirarse del Luna Park, sólo hizo una mueca insignificante ante la consulta sobre el escándalo que derivó en la expulsión del entonces director del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Claudio Uberti, el hombre que habí­a autorizado al venezolano de la maleta, Alejandro Guido Antonini Wilson, a subir al avión.
Pareciera que los grandes actos de campaña de Cristina Kirchner tuvieran la maldición de los escándalos. Su lanzamiento en La Plata, el pasado 19 de julio, se produjo apenas tres dí­as después de la renuncia de la ahora ex ministra de Economí­a Felisa Miceli por su ya famosa bolsa con dinero en el baño de su despacho.
Esta vez los diseñadores de la estética de la campaña -el secretario de Medios, Enrique Albistur, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli- apelaron a una convocatoria popular (reunieron 8000 personas), pero con impronta de espectáculo televisivo. Hubo móviles afuera del estadio, al mejor estilo de una cobertura de alfombra roja de una entrega de premios. Y conductores estrellas mezclados entre los ministros, como Federica Pais y Pablo Marcovsky.
Las tribunas dieron un espectáculo aparte. Seis veces tararearon la marcha peronista, incluida -y en versión completa- cuando entró en escena el Presidente. Los gobernadores peronistas, felices con el gesto. Un José Luis Gioja eufórico saltaba y aplaudí­a desde el escenario. A su lado, los radicales K sólo observaban.
Junto con los militantes de la UCR que habí­an llegado hasta el estadio tuvieron que soportar cánticos en su contra. Cristina Kirchner se ocupó en su discurso de dejar las peleas de lado: «Gracias por estar aquí­», les dedicó a los radicales.
Apenas nombró una vez a Perón. Sólo se refirió al peronismo como el partido en el que milita. La tribuna de la derecha, en su mayorí­a platenses y del PJ, se lo reprochó.
«Daño potencial»
El escándalo de la valija y los casos de supuestos hechos de corrupción del Gobierno llegaron ayer al diario norteamericano The New York Times . «La credibilidad del Gobierno se vio afectada por una serie de escándalos», dice la nota, que menciona que el episodio de la valija «abrió una grieta repentina entre Venezuela y la Argentina». Además, dice, le causará «un daño potencial» a la candidatura de Cristina Kirchner.