Kirchner ya no hará lo que no hizo hasta hoy

Lo absorberá el calendario electoral

Por Joaquí­n Morales Solá
20 de Junio de 2007
El mandato del presidente Néstor Kirchner habrá terminado, de hecho, el próximo domingo. Tras la casi segura victoria de su adversario Mauricio Macri en la Capital, el jefe del Estado entrará de lleno en una vorágine especial para cualquier jefe polí­tico: conservar el poder de la mejor manera posible. Aun cuando su mandato constitucional concluirá sólo el 10 de diciembre próximo, lo cierto es que Kirchner ya no hará en los próximos meses lo que no ha hecho hasta ahora.
Sorprendido por la magnitud de la primera derrota en la Capital, por el reciente fracaso electoral del kirchnerismo en Neuquén y por el riesgoso ballottage de Tierra del Fuego (que podrí­a darle a ARI y a su temible lí­der, Elisa Carrió, la primera gobernación), el siguiente objetivo del Presidente consiste en establecer la fecha oportuna para dar a conocer definitivamente la candidatura presidencial del oficialismo. Será Cristina Kirchner la candidata. Pero í‚¿cuándo?
El pronosticador del oficialismo Carlos Kunkel vaticinó que esa fecha podrí­a fijarse para dentro de 30 o 40 dí­as. Para decir eso no necesita, ciertamente, descifrar el espacio y sus planetas. Basta conocer el cronograma electoral. El 28 de julio vencerá el plazo para inscribir alianzas y un mes después culminará el perí­odo en el que se podrá inscribir a los candidatos. Así­ las cosas, el Gobierno no podrí­a dejar correr el anuncio de su candidatura más allá de mediados de julio.
El anuncio tiene otro requisito, según los analistas gubernamentales: deberá estar alejado de las derrotas de estos dí­as y de la posible victoria de otro adversario en Santa Fe, el socialista Hermes Binner, en septiembre. Kirchner tiene fama de cuidar la imagen de su esposa más que la de él mismo. Por eso, el momento oportuno, el instante inigualable, la ornamentación de la noticia son elegidos y preparados por él mismo, sin consejeros prácticamente, con la obsesión de un orfebre.
Si Kirchner le dedicó una semana entera a golpear a Macri en la Capital después de la primera vuelta, cuando sabí­a que se comprometí­a con una causa perdida, í‚¿qué hará o no hará cuando esté en juego el poder de la nación polí­tica y la suerte de su esposa -y la suya- en las elecciones nacionales? El Presidente estará entonces en todos lados, pero difí­cilmente se lo encontrará gobernando. Gobernar significa tomar muchas decisiones que no siempre son populares. No lo busquen para eso a Kirchner en los meses que se avecinan.
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Veamos entonces la sucesión de algunas cosas. La crisis energética convivirá con los argentinos no sólo en el invierno, sino también en el verano. Nada de lo que podrí­a hacer Kirchner ahora le servirí­a para resolver tan pronto ese problema, incubado durante los últimos cinco años. No hará ahora nada, por lo tanto, aunque le cueste demorar también el momento de la solución.
Ni siquiera es probable que la proclamada «argentinización» de una parte de YPF pueda ser anunciada antes de octubre. El plazo de dos meses abierto por Repsol y la familia Ezkenazi es al solo efecto de llegar ellos a un acuerdo. Luego deberán intervenir las auditorí­as de los bancos internacionales que invertirán en la operación. El caso deberá pasar también por la rí­gida SEC, el organismo norteamericano de control de capitales que cotizan en la Bolsa de Nueva York, que ya tiró abajo la reputación de emporios empresarios mucho más grandes que los que están en juego en la operación argentina.
Voceros de Repsol y de la familia Ezkenazi coincidieron en señalar que la compraventa podrí­a estar concluida sólo dentro de cuatro o cinco meses; es decir, probablemente después de octubre. En ese tiempo, Kirchner deberá sobrellevar, además, la suspicacia pública por una operación que no carece de sorpresas e interrogantes. «No hay plata polí­tica en esta operación», debió aclarar, con la naturalidad propia de los españoles, un alto directivo de Repsol que monitorea desde Madrid las negociaciones en la Argentina.
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Suspicacias existirán también en torno del caso Skanska. El juez federal Guillermo Montenegro procesará, seguramente, a los ex funcionarios Fulvio Madaro, ex presidente del Enargas, y Néstor Ulloa, ex administrador de Nación Fideicomiso. Ambos fueron citados a declaración indagatoria por el magistrado para los meses de julio y agosto. Montenegro mantiene bajo siete llaves las claves de esa causa, pero lo delatan sus antecedentes como administrador de justicia. Nunca citó a indagatoria a nadie sin las pruebas suficientes como para procesarlo luego.
La Justicia podrí­a caer también en los próximos tiempos sobre el otrora poderoso Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, por la destrucción del Indec, que cometió suelto de cuerpo. Violó la confidencialidad de los métodos del organismo para medir la inflación; se metió, en rigor, hasta en la cocina del Indec para cambiar la información que se publica en las portadas de los diarios. La mayorí­a de las góndolas han seguido su propia dinámica en materia de precios.
La contradicción entre la información oficial sobre la inflación y la inflación real les ha costado al Gobierno, y a su presidente, un descenso importante en la credibilidad pública. Eso es, al menos, lo que aseguran los encuestadores más respetados.
Energí­a escasa, inflación alta, sospechas de corrupción, elecciones perdidas en distritos iridiscentes. Kirchner no se ha privado de ningún lujo polí­tico en los meses previos a la puesta en juego de su poder. El mandato que inició el 25 de mayo de 2003 está, en efecto, concluido. Sin embargo, todo indica que su poder no está en riesgo. El contenido del debate podrí­a cambiar, eso sí­, luego del crucial domingo que viene.
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Kirchner recibió a Cerruti y hay malestar en la ciudad

20 de Junio de 2007
El debate sobre la participación de los dirigentes polí­ticos del gobierno porteño en la segunda vuelta electoral parece no haber terminado. Ayer, de hecho, el presidente Néstor Kirchner recibió a la ministra de Derechos Humanos y Sociales de la ciudad, Gabriela Cerruti, que le llevó un documento en el que oficializó su apoyo a la candidatura de Daniel Filmus. El ministro de Educación fue invitado especialmente por el Presidente para participar en la reunión, que se realizó en la Casa Rosada.
El tema es que, mientras Cerruti se tomaba la foto con Kirchner y Filmus, algunos dirigentes de la primera lí­nea del gobierno porteño no ocultaron su molestia, por entender que la actitud de la ministra no ayudaba a mantener la serenidad en la administración que conduce Jorge Telerman. El jefe de gobierno, además, habí­a reclamado en su gabinete un perfil más bajo.
Concretamente, Cerruti visitó al Presidente no en calidad de ministra, sino de lí­der del espacio polí­tico Nuevos Ayres, que cuenta con la participación de piqueteros como Humberto Tumini. En el gobierno porteño algunos no ven sustanciales diferencias entre el papel de ministra y el de jefa de un espacio no demasiado extendido.
Cerruti, que aseguró contar con el visto bueno de su jefe para reunirse con Kirchner y Filmus, minimizó el denso clima de campaña que separó a kirchneristas de telermanistas en la primera vuelta: «Es de nobleza y coherencia dejar de lado otro tipo de discusión frente a la cuestión sobre la derecha sí­ o la derecha no en la ciudad».
La ministra se habí­a reunido hace dos semanas con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, en otro gesto que molestó a varios de sus pares. «No podemos ser prescindentes si queremos formar un espacio polí­tico activo», habí­a señalado Cerruti entonces.
Telerman, justamente, se habí­a declarado prescindente y habí­a reclamado bajo perfil a sus ministros. Llegó a decir, incluso, que echarí­a del gobierno porteño a quien pusiera el aparato del Estado en favor de la campaña, ya fuera de la de Filmus o la de Macri.
El jefe de gobierno regresó ayer de San Carlos de Bariloche e intentó mantenerse aislado de la situación. Sabí­a de la reunión, pero hubiera preferido que no se hiciera, afirmaron cerca del mandatario.
Tres funcionarios porteños de primera lí­nea consultados anoche por LA NACION cuestionaron la actitud de Cerruti, dejaron entrever que habí­a una fuerte molestia de Telerman y hasta llegaron a pronosticar posibles modificaciones en el gabinete. Nadie del entorno del jefe de gobierno, sin embargo, confirmó que Telerman piense tomar medidas antes de la segunda vuelta. Cerruti, además, descalificó las versiones. Pero ninguno de ellos pudo ocultar que el clima no es el mejor en la ciudad.
En el Obelisco
Filmus, en tanto, después de tomarse la foto con Kirchner y Cerruti, encabezó un acto en el Obelisco con actores y músicos. Allí­, acompañado por Carlos Heller, pidió que no hubiera voto en blanco «porque eso es favorecer a la derecha». Heller, además, dijo que «Macri es un lobo agazapado».
Los escucharon en vivo los cantantes Teresa Parodi, Omar Mollo y Horacio Fontova; los actores Juan Leyrado, Juan Palomino, Rolly Serrano, Rudy Chernicoff, Coco Silly y Esteban Morgado, y los legisladores electos Aní­bal Ibarra y Ginés González Garcí­a.
Aclaración
Luis Alberto Quevedo, asesor del candidato kirchnerista Daniel Filmus, aclaró ayer lo siguiente a raí­z de una nota publicada en LA NACION: «No soy, ni fui nunca, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). La directora de nuestra institución, desde hace muchos años, es la licenciada Guillermina Tiramonti. Yo ocupo el cargo de coordinador del proyecto Comunicación de la institución».
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Kirchner evitó hablar de la segunda vuelta

20 de Junio de 2007
Cuatro dí­as antes de las elecciones porteñas, el presidente Néstor Kirchner evitó ayer referirse a la pelea electoral porteña donde su ministro de Educación, Daniel Filmus, es uno de los candidatos.
Kirchner suele usar los actos públicos para hablar de temas de actualidad y ayer prefirió contestarle al titular del FMI, Rodrigo Rato, que lo habí­a criticado por «desarrollar polí­ticas populistas». Escueto, el Presidente instó a que la Argentina «nunca más vuelva a tomar un crédito del Fondo Monetario Internacional».
A su vez, manifestó la importancia de «concretar las ilusiones colectivas e individuales», entre las que figuraban tanto el «crecimiento de la Argentina», como el futuro próspero de la familia, donde «los hijos puedan realizarse en el paí­s».
Por otra parte, Kirchner -secundado por el vicepresidente Daniel Scioli; el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo- criticó a los que dicen, «sólo con el discurso», que las cosas pueden cambiarse en «24 horas», a la vez que señaló que «fácil serí­a si siempre hubiera que rendir los mismos exámenes».
Anunció, además, obras por 33 millones de pesos que van a invertirse en el municipio del oeste del conurbano bonaerense que comanda Descalzo.
El Presidente no hizo una sola referencia al ballottage porteño, cosa que habí­a hecho en casi todos los actos públicos que encabezó desde que Mauricio Macri ganó en la primera vuelta.
Ayer Kirchner optó por enviar un mensaje con vista a las elecciones presidenciales de octubre: «Los argentinos todos los dí­as están un poquito mejor, nada cambia de un dí­a para el otro», dijo, y planteó que se necesita «trabajar todos los dí­as para darle un mejor gobierno a la Argentina».

1 comments

MACRI es el proyecto privatizador y autoritario. Es el proyecto de López Murfy (ese que fue Ministro de Economí­a en la época de De la Rúa y duró una semana, ese López Murfy que dijo que la Universidad no tení­a que ser gratuita). Es también el proyecto de Sosbich (ese gobernador neuquino), es el proyecto del ex ingeniero Bloomberg. Es el proyecto de las escuelas charter y el de la Organización Mundial de Comercio.
De burbujas de colores ya vivimos en la época de Menem.
Y a no confundirse: que el equipo de Boca sea bueno tiene que ver con el técnico, no con el administrador del club. Basta de burbujas de colores que después será tarde.

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